Al menos 44 propiedades fueron destruidas por dos incendios forestales que ardieron a principios de esta semana en el Parque Nacional Grampians, en el suroriental estado australiano de Victoria, informaron este viernes fuentes oficiales.
La mayor parte de los daños se produjeron en la localidad rural de Pomonal, a unos 250 kilómetros al noroeste de la ciudad de Melbourne, donde las llamas calcinaron más de dos decenas de viviendas, un negocio y una escuela primaria.
«La gente que conoce esa hermosa parte de los Grampians sabe que Pomonal es una pequeña comunidad (…), y quizá allí se ha perdido casi la mitad de las construcciones de ese pueblo», dijo hoy la jefa de gobierno del estado de Victoria, Jacinta Allan, a la emisora pública ABC Melbourne.
Allan no dio detalles del tipo de propiedades dañadas por los fuegos debido a que las autoridades siguen evaluando el impacto de la catástrofe natural, que cada vez se hacen más intensas y más frecuentes en Australia.
«Tenemos que analizar esto a un nivel más amplio porque vimos cosas similares en Queensland (estado nororiental de Australia), con los ciclones, incluso antes de la Navidad», dijo Allan al aludir a la necesidad de mejorar la respuesta y coordinación ante los fenómenos climáticos.
Los incendios forestales en el Grampians y otras zonas de Victoria ardieron con fuerza el 13 de febrero pasado, cuando las temperaturas llegaron hasta 40 grados y los fuertes vientos causaron estragos en varios puntos de la región, que también experimentó una serie de tormentas eléctricas y sequedad extrema.
Las condiciones climáticas extremas también causaron la muerte de un agricultor que fue golpeado por un objeto volador mientras conducía su tractor durante el temporal en la localidad rural de Mirboo North (unos 150 kilómetros al este de Melbourne).
También dejaron a más de medio millón de viviendas y negocios sin electricidad en Victoria, el segundo más poblado de Australia, de los cuales unos 33.000 siguen sin energía hasta ahora.
El clima extremo que experimentó la región esta semana recordó a los incendios del llamado «Verano Negro» de 2019-20, que cobró la vida de 33 personas en la costa este del país, así como mató, desplazó o afectó a unos 3.000 millones de animales, calcinó unas 3.000 viviendas y quemó unas 180.000 kilómetros cuadrados de terreno.
La temporada de incendios en Australia, uno de los mayores contaminadores per cápita del planeta y uno de los países más vulnerables a la crisis climática, varía según la zona y las condiciones meteorológicas, aunque generalmente se registran en el verano austral, entre los meses de diciembre y marzo. EFE