Aguascalientes.- Alrededor del 75 por ciento de la fuerza de trabajo padece estrés laboral y la pandemia agrava la situación con la aparición del tecnoestrés.
Especialistas de la Facultad de Psicología de la UNAM revelaron que previo a la pandemia por la Covid-19, hasta el 25 por ciento de los trabajadores tenía algún trastorno mental como depresión, aunque no necesariamente requerían tratamiento psiquiátrico.
Es muy probable que esa cifra ascendiera para tener hoy uno de cada dos trabajadores con algún padecimiento mental. Ante esto se sugiere a instituciones y empresas establecer programas de contención emocional, reforzar las habilidades de los líderes que son el eje central de los equipos de trabajo en la función de facilitadores, así como proveer una cultura laboral enfocada al bienestar de la persona.
Sobre el llamado tecnoestrés, se estima que alrededor del 70 por ciento del trabajo en México se realiza en la modalidad de teletrabajo, aunque la cifra está en constante cambio por las medidas implementadas por la Secretaría de Salud en algunas entidades federativas.
Hay personas que siguen en confinamiento en el llamado home office. Otras tienen un esquema mixto para evitar saturar los centros laborales y una parte en el sitio, porque su cometido es la producción o el trabajo físico. Sin embargo no hay que olvidar que el empleado es un ser biopsicosocial y cuando en su labor la fórmula se desequilibra y se le asignan jornadas y cargas más fuertes, el jefe o el dueño de la organización se siente con el derecho de exigir que esté conectado 24/7, incluidos fines de semana, obviamente se considera una cultura laboral tóxica que conlleva al estrés y que repercute en la productividad.
Ahí aparece el denominado tecnoestrés, derivado del uso desadaptativo de las tecnologías. También existe la tecnofatiga cuando se está expuesto a largas horas con exceso de carga laboral.
Esto sucede porque el cerebro está acostumbrado y reacciona a estímulos que son físicos. Migrarlo a las plataformas digitales trae una serie de configuraciones distintas en donde hace un esfuerzo adicional mientras se habitúa a interactuar con estas distintas expresiones de comunicación.
Algunos de los síntomas son compartidos con otros trastornos, aunque una de las primeras señales se manifiesta en la piel, la caída del cabello y algunas otras como la afectación del ciclo sueño-vigilia, además de presentar dificultades para conciliarlo.
Otro trastorno es el consumo excesivo de alimentos. Hay personas a las que se les suma el exceso de conectividad con preocupaciones y angustias, depresión, miedos, y pudiera ser que los índices de estos se eleven y se acompañen con el mismo tecnoestrés. Para resolverlo es urgente una reforma legal en materia de la Ley Federal del Trabajo a fin de establecer el derecho del trabajador a desconectarse fuera de los horarios convenidos de trabajo.