No falta ser adivinos para saber lo que pasará mañana, pues si en algún festejo participamos todos es en el del 10 de Mayo, el Día de las Madres, tal vez la fecha más significativa en nuestro calendario de días de celebración y dada la poca importancia que hemos dado a las recomendaciones de guardarnos en casa y no salir sino para lo indispensable, lo más seguro es que el grueso de las madrecitas recibirán la visita, ahora obligadamente en su casa, de su prole, incluyendo también yernos, nueras y nietos.
Muchas veces se ha hablado de esos festejos caseros que, lejos de ser un homenaje, suele ser una carga para la supuestamente festejada, que al caer la noche tiene que lidiar con el tiradero y el desastre que le dejaron los que según ellos fueron a agasajarla, un tópico que por esta ocasión habría que tomar en cuenta ya que este tipo de reuniones se volverán potencialmente peligrosas.
Los médicos consultados han sido claros, reunir a una familia numerosa, como tantas aquí, en espacios reducidos, una vez que los asistentes tienen semanas sin atender las precauciones y nadie sabe quién puede ser portador del coronavirus, es una actividad de riesgo elevado y los asistentes infectados pueden así contagiar a cinco, diez o más personas, incluida, claro, la abnegada madre.
Los especialistas también hablan de que el riesgo se vuelve mayor cuando estamos hablando de mujeres consideradas dentro de los grupos de riesgo, sean mayores de 60 años o tengan una condición médica pre existente, tales los casos de la hipertensión y la diabetes, de tal manera que además de un gesto de prudencia, cancelar estas reuniones, es un signo de responsabilidad y de cariño.
Recién ayer el New York Times publicaba un artículo, documentado hasta en los mínimos detalles como hace ese diario neoyorkino, en el que evidenciaba lo que se venía sospechando, que en México, especialmente en la capital y las entidades de los alrededores, se estaban omitiendo, por decir lo menos, datos sobre la cifra real de fallecidos por el Covid-19, luego de poner en duda también las cifras oficiales sobre contagiados, lo que nos habla de que estamos en un estado de incerteza absoluta sobre el número de portadores del microorganismo que trae al mundo patas para arriba.
El problema y el asunto a considerar son todos aquellos que portan el Covid-19 siendo asintomáticos o aquellos que desarrollarán los síntomas, pero tienen el bicho ya incubándose en su sistema, foco de contagio para todos los que se acerquen, sin que ellos ni nadie lo sepa, dado el bajísimo número de pruebas que aquí se han realizado, lo que ya nos da una idea de que la mejor manera de homenajear a nuestras madres es con una llamada telefónica o ahora hasta con la posibilidad de una conferencia en vivo y con video, en el entendido de que ya vendrán tiempos para hacer tertulias y pachangas.
El resto es decir que no sólo se sabe de antemano que los habrá que a pesar de todo acudirán a estas fiestas, y que en estos festejos si algo sobra son los besos, los abrazos y los apapachos, sin que nadie allí se acuerde de qué es eso de la sana distancia.