Sobre el muy controversial asunto de la militarización, yo sí tengo algo que decir. Aunque no es lo ideal, al menos en Aguascalientes no fue sino hasta que llegaron los militares, en el 2008 y 2009 aproximadamente, que la violencia y la inseguridad disminuyeron drásticamente. ¿Cómo le hicieron?, ¿qué métodos utilizaron? No sé, pero lo lograron.
Hasta antes de la llegada de los militares, Aguascalientes tenía todos los días ejecutados (incluidos muchos policías), balaceras en avenidas o en zonas residenciales, levantones, secuestros, convoyes de sicarios que se paseaban impunemente por las calles de la ciudad y comerciantes que mes con mes tenían que pagar la famosa cuota para seguir operando.
Insisto, no es lo ideal, pero en Aguascalientes nos fue muy bien, en su momento, en este sentido. Y hay dos apellidos de dos generales que merecen especial consideración: Bahena y Eddy.
Ahora se discute a nivel federal el asunto de la supuesta militarización del país. Y escribo supuesta porque México, desde el 2006, está militarizado y no lo ha dejado de estar ni un minuto desde entonces. Es muy chistoso ver cómo hoy se invierten los papeles y muchos panistas, que en su momento fueron calderonistas, critican el que se les dé funciones policiales a los soldados y marinos y que muchos progres morenistas intenten justificar este decreto presidencial cuando durante años lucharon contra esto.
Yo aquí sí voy a decepcionar a muchos de mis lectores y voy a defender a AMLO. Creo que al presidente no le quedó otra alternativa que echar mano de las Fuerzas Armadas para combatir al crimen organizado. La violencia se está desbordando y es claro que la política laxa contra la delincuencia que pretendió llevar a cabo en los primeros meses de su gobierno no sirvió para nada.
Soldados y marinos volverán, ahora con un marco legal establecido, a patrullar las calles y las carreteras del país y a combatir a toda la horda de asesinos y delincuentes que a diario aterrorizan a millones de mexicanos.
Y a todos los intelectuales y activistas de escritorio y a los estudiosos del tema que se sienten como si vivieran en algún país nórdico o en Canadá, que abran los ojos, porque vivimos en México, y en México requerimos en este momento de soldados y marinos que pongan en su lugar a los delincuentes.