A 18 meses de haber asumido el poder, Andrés Manuel López Obrador tiene solamente a dos personas con el tamaño, la estructura, el discurso y la fuerza para ser oposición: el ex presidente Felipe Calderón y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro. Uno ya fue, pero tiene su partido propio y querrá impulsar a alguien y por qué no, volver él al congreso. El otro quiere y puede ser presidente.
De Calderón muchos pensamos que cuando detuvieron a Genaro García Luna en Estados Unidos su figura se vendría abajo. Como le pasó a Fox en su momento, cuando le sacaron algo de sus hijastros y santo remedio.
Pues no fue así, él siguió adelante, logró constituir su partido, siguió siendo muy crítico del gobierno y ahora se alista a hacer una gira por México, una vez que pase esto del coronavirus, para presentar su libro. Es, pues, evidente que Calderón siente estar limpio en el tema de su antiguo secretario de Seguridad y por eso está firme en su pretensión de consolidar su partido y buscar una diputación federal desde donde pueda articular una oposición más sólida a AMLO.
Como López Obrador, Calderón es una figura que divide y que levanta pasiones. A mí en lo personal se me hizo un gran presidente, pero a los lopezobradoristas no hay otra cosa que les dé más roña que su nombre, nada los enoja más y los pone tan nerviosos, él es la antítesis de AMLO. Su enemigo frontal.
Por su parte, Alfaro ha sido quizás el gobernador que más se le ha plantado al presidente, y lo ha hecho con argumentos, no con ataques sin sustento y con grilla barata. Alfaro tiene varias ventajas: tiene presupuesto, tiene imagen, tiene estructura, tiene inteligencia y ambición. Pero por irónico que parezca, su principal desventaja puede ser que sea gobernador, ¿por qué? Pues porque la Federación le puede cerrar la llave de los recursos para su estado. Pero insisto, Alfaro es astuto, y como Calderón, es echado para adelante.
Se viene el 2021 y ésa será la prueba de fuego para la oposición de este país. Es más, yo lo pongo de esta manera: si en el 2021 no gana la oposición la mayoría en el Congreso y no gana un buen número de gubernaturas, que se agarren porque habrá 4T para rato.
En este contexto y a fin de ser pragmáticos, ¿por qué no van explorando las dos principales figuras opositoras de México, Calderón y Alfaro, la posibilidad de hacer alianzas de facto?