Los moradores de pequeños pueblos de Oaxaca, Chiapas y el Edomex que en estos días se han manifestado violentamente, unos asegurando que las tareas de fumigación son para contagiarlos y otros asegurando que no creen exista un virus potencialmente letal que se llame Covid-19, nos revelan que no son pocos los que en este país siguen creyendo que la pandemia no existe o que, de existir, es obra de una conspiración, lo que nos revela que el pueblo sabio de AMLO no es tan sabio como el mandatario presume.
Y es que uno podría pensar que se trata de la actitud de pequeñas poblaciones aisladas, de baja escolarización y en donde persiste la superchería de manera generalizada, aunque la actitud de estas personas no difiere mucho de la que asumen no pocos en los núcleos urbanos, como pudimos ver en Guadalajara donde se han realizado protestas contra las órdenes de aislamiento del gobernador jalisciense o, pero todavía, en las marchas donde se violaron todas las recomendaciones sobre la sana distancia, éstas en Morelia que se organizaron, por increíble que suene, para protestar por la venta del equipo Monarcas a empresarios de Mazatlán.
Tampoco aquí estamos exentos de estas manifestaciones, no de manera organizada, pero sí representadas en el desdén de muchos a asumir que, aunque hay que hacer que la economía vuelva a moverse, las mínimas precauciones, pues si la reactivación se da por ordenada y en marcha, lo cierto es que el virus sí existe y sigue infectando y matando, cada vez a más personas.