La versión oficial es que cualquier decisión sobre la eventual celebración de la Feria Nacional de San Marcos 2020 dependerá de las autoridades sanitarias, así sin precisar si en Turismo hablan de las autoridades locales, que recibirán la orden de dar su aval, o las federales que seguramente negarán la autorización pues un evento de tales dimensiones, ahora que no se ve claro cuándo cederá la pandemia y que no existe una vacuna para atajar el Covid-19, sería de máximo riesgo y se podría saldar no con cientos, sino con miles de contagios.
Lo cierto es que la gente de Sectur estatal y Turismo, que ahora son la misma cosa, ordenó ya la instalación de algunas estructuras y ha estado hablando con dueños de restaurantes y antros que se instalan allí, para decirles que existe la posibilidad de hacer la verbena en menos de dos meses, una posibilidad que a decir por los que tienen negocios que funcionan en el perímetro y en tiempos de verbena no se han tomado muy en serio.
Ya en marzo pasado, cuando comenzó a verse la posibilidad de que la verbena fuera cancelada, estos inversionistas pararon los trabajos que cada año hacen para poner sus negocios a punto, pues no son dos pesos los que tienen que gastarse en remodelar bares, antros y restaurantes, lo que hicieron aún y cuando desde el Patronato les exigían reanudarlos, pues hasta el mismo día en que se supo que irremediablemente el principal evento de nuestra Entidad se tenía que suspender, la actitud oficial fue de negación.
Quizá los organizadores del evento, urgidísimos de poner a trabajar esa gallina que lo es de los huevos de oro, están atenidos a lo que han venido repitiendo el Presidente y el subsecretario López-Gatell, que ayer reiteraron que ellos hablarán con los mandatarios para alertarlos del riesgo que cada territorio representa según el comportamiento de la pandemia pero que, ayer lo reiteró el subsecretario, tampoco van a imponer ninguna medida y no harán de este tema un pleito con los gobernadores.
Que cada uno se haga responsable ante sus gobernados, dijo López-Gatell, palabra más o palabras menos, pero seguramente si aquí existe el empeño de correr un riesgo tan grande en una fecha tan próxima, la actitud de la Secretaría de Salud y del Gobierno federal será otra, pues aquí no se trata de que aquí todos enfermemos, sino de que el evento podría ser un foco de infección para todo el país.
Seguramente julio resulta atractivo por estar en verano, aunque tampoco parece muy recomendable realizar este evento en el mes en que se regulariza la temporada de lluvias, lo que afectaría la celebración de esa mayoría de eventos y espectáculos que se realizan al aire libre, incluidas las corridas de toros.
Más prudente, si cabe, es pensar en septiembre o en las fechas en que se celebran aquí los festejos del Día de Muertos, aunque se sabe que aún en fechas tan remotas es aventurado emprender los trabajos de organización, pues por hoy las cifras no dan indicio alguno de que esta pandemia ya esté siendo domada o que la mentada curva esté aplanándose, ni aquí, ni en el resto del país.