"Quiero saber de sexo" —le dijo Acnerito, muchacho pubescente, a su papá. Respondió el señor, desconcertado: "Ve con tu madre". "No —opuso Acnerito—. No quiero saber tanto"… Sor Bette, directora del Colegio de las Damas, fue con varias de sus jóvenes alumnas a una tienda, pues querían comprarse abrigos. Una de las chicas se sorprendió al ver uno de precio considerablemente mayor que el de los otros. Le preguntó a la vendedora: "¿Por qué este abrigo es tan caro?". Le explicó la empleada: "Porque es de lana virgen". "¿Lo ven, muchachas? —se apresuró a decir sor Bette—. ¡La virtud se cotiza alto!"… El conferencista en temas de zoología les informó a sus oyentes: "El enka bronado de Tanzania es un mamífero perteneciente a la familia de los castóridos. El macho de la especie tiene la cabeza tan pesada que le es imposible subir sobre la hembra. De ahí su nombre"… El médico de la familia le dijo al marido de doña Uglicia tras el examen que hizo a la señora: "No me gusta nada el aspecto de tu esposa". "A mí tampoco —manifestó él—, pero es muy buena con los niños"… "¡Consígueme una pelea con Kid Groggo! —le pidió con ansiedad el veterano púgil a su manejador—. ¡Estoy seguro de que puedo ganarle! ¡Consígueme una pelea con Kid Groggo!". "¡Con una! —se impacientó el manager—. ¿Cuántas veces tendré que repetirte que tú eres Kid Groggo?". Pues bien: en similar estado de apendejamiento se encuentran ahora los partidos que deberían ser de oposición, y que son hoy por hoy meras entelequias cuya existencia se conoce sólo porque acuden puntualmente a recoger sus jugosas prerrogativas. La aplastante victoria conseguida por López Obrador, sus contundentes 30 millones de votos, dejaron al PRI, al PAN y a los demás partidos en un estado de estupefacción del cual todavía no se reponen. AMLO no enfrenta entonces a una verdadera oposición política, salva la que en ocasiones le presentan algunos de sus propios partidarios, como Porfirio Muñoz Ledo y Ricardo Monreal, quienes en varias ocasiones han tenido el decoro y dignidad que se requieren para decir "No" ahí donde todos están diciendo "Sí, sí, sí". Tal estado de cosas lleva a pensar que la oposición al régimen unipersonal de López Obrador no provendrá de los partidos políticos, sino de la sociedad civil, que ya da muestras de estarse organizando para resistir las desatentadas acciones del presidente más presidencialista que hemos tenido en nuestra época, más autoritario y personalista aún que los del tiempo de mayor dominación del PRI. Irá creciendo la participación de los ciudadanos conscientes, al mismo tiempo que irá menguando la popularidad de AMLO. Ya muchos que le dieron su voto se arrepienten de haberlo hecho, y expresan con sinceridad su contrición. El número de arrepentidos se hará más grande aún conforme se pongan de manifiesto mayormente las fallas y limitaciones del líder de la 4T, cuyas buenas intenciones son tan evidentes como su palmaria incapacidad para llevarlas a la realidad. Entonces López Obrador tendrá que hacer lo que hoy no hace: apegarse a la ley, oír opiniones, respetar a la disidencia y poner freno a su caprichosa voluntad… La mujer de Afrodisio Pitongo acudió a la consulta de un consejero matrimonial. Su matrimonio, le contó, se estaba yendo a pique por causa del desmedido apetito venéreo de su esposo. Relató: "No hay noche en que no me solicite, aun sin solicitármelo. Si me acuesto boca arriba, ahí está él, y lo mismo si me acuesto sobre el costado derecho o sobre el lado izquierdo". Sugirió el terapeuta: "Acuéstese boca abajo". "¡Huy no! —se alarmó la señora—. ¡No conoce usted a mi marido!"… FIN.
MIRADOR
Cosas muy raras suceden en la casona antigua del Potrero de Ábrego. Si las cuento no es porque crea en ellas, sino porque ellas me obligan a contarlas.
En el año 18 del pasado siglo murió en esa casa la hija menor de don Ignacio de la Peña,Tulita. Se llamaba Gertrudis, y tenía 7 años cuando se la llevó la influenza española.
Su atribulada madre hizo poner en la sala un retrato de la niña, y frente a ella colocó a su muñeca en un sillón. Parecía que la pequeña miraba a la muñeca y que la muñeca miraba a la niña.
Pasaron muchos años. Un día a alguien se le ocurrió quitar de ahí a la muñeca y llevarla al cuarto de los triques. Esa misma noche empezaron a oírse dos llantos infantiles, uno en la sala, otro en el cuarto de los triques.
El extraño fenómeno se repitió varias noches más. Entonces quien había quitado de su lugar a la muñeca volvió a ponerla en el sillón, frente al retrato de la niña. No volvieron a escucharse aquellos llantos.
Desde luego yo no creo en cosas sobrenaturales. Pero en la antigua casona del Potrero de Ábrego esas cosas son muy naturales.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
"… Los robots podrán reproducirse por medios electrónicos…".
La noticia que se cita
me provoca un pensamiento:
en ese procedimiento
es mejor a la antigüita.