Los datos sobre los saldos del confinamiento, que aquí siempre fue parcial, nos hablan de graves secuelas de esos tres meses en que, siempre relativamente, la sociedad hidrocálida se encerró en sus casas, o dejó de acudir por la fuerza a los negocios que sí fueron obligados a cerrar, tales los casos de los cines, los restaurantes, los salones de fiesta, los gimnasios, aunque al parecer la disminución de la movilidad se dio aquí en gran medida por la cancelación de las clases en todos los niveles.
De dos a cinco kilogramos de peso en promedio en los adultos, a los que hay que sumar el nuevo dato de que entre las mujeres se triplicó el consumo de bebidas alcohólicas, en tanto que se duplicó entre los hombres, que antes de esto ya bebían en exceso, son algunas de las secuelas que nos está causando la pandemia, amén del aumento a la violencia doméstica, el incremento en la ingesta de drogas ilegales y un incremento notable en casos de desequilibrios emocionales, contando aparte lo ya sabido sobre las consecuencias económicas de esta crisis múltiple.
Cuando ya superamos de largo los dos mil casos de personas contagiadas y estamos a tres decesos para alcanzar los cien, pensamos irremediablemente que mucho perjuicio nos dejó esa cuarentena, que sin embargo tantos violentaron, lo que nos lleva a la pregunta de si por el incumplimiento de unos, el resto pagaron un precio demasiado alto, pues por lo visto estamos lejos de hablar de que se contuvo ya la ola de nuevos casos y nuevas muertes.