Una mujer que no cree que haya limitantes que permitan el desarrollo de la persona en cualquier ámbito, basta con querer hacer las cosas, con querer estar preparada para lo que viene para destacar y llegar más alto cada vez.
Así es Paola Nadine Cortés Calzada, quien recientemente recibió el reconocimiento internacional Democracia Global de la Academia de Artes y Ciencias Políticas de Washington por distintos trabajos que ha realizado en materia de migración.
Abogada de profesión, ¿qué te motivó a especializarte en el tema migratorio?
Aunque en mi familia mis hermanos y yo somos la primera generación de profesionistas, en mi caso siempre quise ser licenciada, así me intentaba explicar cuando niña para decir que quería ser abogada, por cierta admiración y referencia de algún abogado de mi pueblo, Cosío.
Lo que en realidad me motivó a dedicarme al tema migratorio fue una charla que tuve con una chica centroamericana cuando fui subdirectora general de delegaciones de Migración. Ella me contó muy sentidamente y me impactó, que las mujeres que querían cumplir el sueño americano tenían que inyectarse anticonceptivos para vacas, porque ya sabían que en el trayecto serían violadas.
Aquí creció una duda en mí, sobre la necesidad de muchos y muchas de migrar, aun sabiendo los riesgos a que se exponen. Aquí es donde empecé a estudiar, a investigar y me he adentrado.
Es entonces cuando vemos que la carrera de Derecho es muy amplia y siempre es buscando la legalidad, y en estos casos, la cuestión es por qué las personas no pueden transitar libremente por los países.
Refieres tu origen en el municipio de Cosío, ¿cómo fue esa infancia?
Tuve una niñez muy tranquila, creería que muy tradicionalista como es el ADN de mi pueblo, que es básicamente estar con la familia, en las actividades de la casa, la convivencia entre los vecinos de la cuadra.
Escuchaba muy poco charlas de posibles oportunidades de salir del pueblo y crecer, pues las generaciones anteriores a la mía en mi familia, que no tuvieron acceso a la educación, pues no se hablaba de escuelas, de becas, de movilidad mucho menos. Soy la menor de tres hermanos y ni siquiera en las escuelas a las que fuimos, escuchamos de los maestros las oportunidades que hay fuera del pueblo; entonces, tuvimos que explorar por nuestra cuenta.
En la adolescencia salía al jardincito a dar la vuelta y de vez en vez, pensar en venir al cine a Aguascalientes.
Recuerdo que mi mamá tenía una máquina de escribir y yo me la pasaba frente a ella, escribiendo, jugando a ser licenciada.
Sé que ahora, además de brindar conferencias en el sector público y privado, compartes tus experiencias a los jóvenes, ¿cómo se da esta situación?
Una parte de mis actividades tiene que ver con la asistencia en la mejora de gestión de procesos y generación de políticas públicas y en el sector privado, presentar estrategias de movilidad global para empresas transnacionales, pero me encanta compartir mis experiencias y motivaciones con los jóvenes principalmente, y más si se trata de muchachos de origen rural, como fue mi caso, con la intención de abrirles el panorama y no vean limitaciones en cumplir sus anhelos, sobre todo cuando se tienen adversidades como la distancia de las escuelas, de las universidades y el dinero.
Si bien he llegado a jóvenes de otras partes del continente, me entusiasma mucho compartir con los de mi tierra, de Cosío, de Tepezalá, San José de Gracia y Rincón de Romos, entre otros, con los que inclusive me retroalimento.
Vemos que muchas veces los jóvenes, sobre todo de los municipios con premisas rurales, tienen mucho sesgo, sobre todo de la familia que ve como un abandono el hecho de que los hijos quieran moverse de lugar para prepararse y tener un futuro más próspero. Lastimosamente, en los pueblos el ofrecimiento de varias familias a sus nuevas generaciones es dedicarse a lo que hay, que puede ser atender la tierra o el negocio de algún familiar.
Y para el caso de las mujeres, la situación es todavía más sesgado, pues la alternativa para muchas es casarse, tener hijos y dedicarse al hogar.
¿Tienes pareja?
Claro, tengo una pareja. No soy casada todavía, no tengo hijos, pero lo que yo he hecho, a donde he llegado, un sitio a donde ni siquiera me hubiera imaginado en mi niñez, deja claro que no hay limitantes para lograr objetivos y superación.
Hay otras mujeres como yo, de origen campesino que han logrado trascender y que no han tenido como limitante tener una pareja o querer casarse.
¿Cómo fue tu paso por la educación básica, por la universidad y la especialidad?
Pues cursé mis estudios básicos en mi pueblo, para la preparatoria tuve que ir a Rincón de Romos y de ahí mi opción fue la Universidad Cuauhtémoc para estudiar Derecho; sin duda fue difícil, pues cuando vives en una comunidad que se mantiene por la agricultura y ganadería y tu familia se dedica a esto, la situación se complica, pues las colegiaturas son altas y a esto se suma el costo de los traslados.
Yo soy parte de esos pocos niños que entran a primaria y logran titularse en alguna profesión, por eso soy privilegiada.
En mi caso, tuve que trabajar para poder apoyar a mi familia que ya hacía un esfuerzo por cubrir las colegiaturas, en tercer semestre conseguí una beca por promedio y así me mantuve hasta terminar la carrera, siempre me obligué a estudiar y creo que me acostumbré.
Con una agenda de trabajo y conferencias tan apretada, ¿tienes tiempo para los amigos y la familia?
Pero por supuesto, conservo amistades principalmente de la primaria y secundaria, ellas son de toda la vida; cada que vuelvo a mi pueblo me doy tiempo para visitarlas y como abogada, pues no falta que haya tenido que apoyar y orientar a más de una. Eso me encanta, me gusta platicar con ellas, escucharlas. También del bachillerato tengo otras amigas con las que también me frecuento. De la universidad no tantas, pues fue un tiempo en que además de estudiar mucho para mantener mi promedio, ya trabajaba en mis sueños.
Dices que te gusta estudiar de todo, aprender permanentemente, ¿quieres decir que además de actualizarte en materia de derecho y migración, hay otros temas que te interesan?
Te cuento, siendo estudiante le entraba a todo, si había concurso de oratoria o poesía, me metía, la oratoria me llevó a salir del pueblo y concursar en un regional y así fui viendo que hay cosas más allá, sólo hay que estar preparados para hacer frente.
Ya como abogada y con la Maestría en Políticas Migratorias, estudio mucho sobre estos temas, pero también me gusta experimentar en otros temas que me llaman la atención.
He tomado cursos de disc-jockey y otro de piloto privado. He tenido muchas ganas inclusive de aprender ensamble de joyería, bisutería y cosas así. Nada es tan pequeño ni tan grande para aprender, la idea es tener ganas de conocer cada vez más.
¿Qué significó el hacerte acreedora al Democracia Global de la Academia de Artes y Ciencias Políticas de Washington?
Fue una gran experiencia a nivel personal y profesional, no me la creía, siempre hacía las cosas y no medía el impacto que tenía, y cuando me notificaron de esto, la verdad es que me quedé helada, pero al analizar me doy cuenta de que no he estado haciendo mal las cosas y me motiva a seguir adelante y con el mismo tema.
No me la creía, me preguntaba cómo era posible que me dieran un premio a la par que la vicepresidenta de Colombia y más, porque yo este proyecto lo hice con mis propios recursos, el proyecto del muro que hice hace dos años y gestionar planes y proyectos con universidades de distintas partes y otros lugares y que dieron resultados.