Aguascalientes.- La tradición del Día de Muertos ha llegado otra vez a las calles y a varias casas que tienen la costumbre de instalar su altar para recordar a sus difuntos.
Se trata de una de las festividades favoritas de los mexicanos y aunque se mezcla con la fiesta norteamericana del Halloween, en nada se compara y todavía hay quienes se esmeran por conservar parte del origen y tradición de esta celebración.
Comerciantes del tradicional Tianguis de Muertos instalado en una parte de lo que fue el antiguo arroyo de Los Arellano coincidieron en señalar que si bien este espacio comercial ha crecido y se ha llenado de productos que poco o nada tienen que ver con el festejo a los muertos, la gente mantiene la costumbre de ir aunque sea a caminar y ver alguna novedad.
Las ventas se mantienen, como siempre, “nadie queremos aceptar que sí vendemos, por algo estamos aquí, sí, por gusto, pero también porque nos llevamos algo de ganancia. Pero siempre hay quien se queja y dice que nada es como antes, claro que ya nada es como antes, pero nos esforzamos por seguir con la tradición y la atracción”.
Al caminar entre los más de 900 puestos instalados atrás de los panteones De la Cruz y Los Ángeles, es posible observar infinidad de mercancía, los giros bien divididos para que la gente pueda elegir lo que va a comprar.
Más cerca de las puertas de los panteones están los que venden flores, predomina el cempasúchil, la de terciopelo, claveles, nubes y palmas. Unos cuantos ofrecen rosas, pocas se ven, pero la gente también las busca.
Hacia el oriente de este tianguis que está por recibir a toda la gente que se aglomera principalmente el 1º y 2 de Noviembre, es donde se pueden encontrar las figuras tradicionales del Día de Muertos, de la fiesta mexicana.
Ganan terreno entonces las calaveritas de azúcar, de chocolate, de dulce, de barro. Según los comerciantes en la mayoría de los casos los traen de otros lugares cercanos a Aguascalientes, unos cuantos son los que las fabrican de manera artesanal.
Es el caso de Delia, quien tiene 15 años dedicándose a fabricar calaveritas de azúcar, “mi abuelita me enseñó cuando tenía 10 años, se llama dulce de alfeñique, que no es otra cosa que azúcar cocida, se hace una pasta y se moldea la figura deseada, en este caso lo que hago son calaveritas, no hay modelos iguales ni diseños, por eso tengo clientes que cada año me buscan”.
Para hacer las calaveritas de dulce tienen que pasar 3 o 4 días, “en mi caso empiezo con al menos 2 meses de anticipación para tener suficientes; utilizó agua, limón y azúcar que se debe hacer caramelo. Ya moldeada uso la lentejuela y masa de colores vegetales para hacer ojos, dientes y cejas”.
La familia Hernández tiene tal vez más de 80 años dedicándose a vender las calaveras tradicionales de barro y otros artículos de temporada, “también hacemos algo de cajas de muerto por donde se levanta un esqueleto o sólo el cráneo. A los niños más chiquitos les llaman la atención, pues con sólo jalar de un hilo causan diversión”.
El señor Rogelio refiere que es una tradición que se ha heredado de varias generaciones, a mí me la dejaron mis padres y espero que mis hijos la continúen, “además de ser una tradición es también un negocio al que le debemos poner empeño. Nosotros las hacemos pero las calientan o queman el barro aquí en la Insurgentes. También hacemos figuras de papel maché y de resina, poco pero también lo tenemos”.
El esfuerzo que hacen los comerciantes del Tianguis de Muertos consiste en conservar esta tradición mexicana, y hacer ver que nuestro país es el único en donde se ríe y se festeja a la muerte de manera única, como parte de una cultura popular y artística. Al recordar a los muertos, se hace una verdadera fiesta.
EL TIANGUIS REPRESENTATIVO DE LA ÉPOCA
Aunque se pretende que con el Tianguis de Muertos en lo que fue el arroyo de Los Arellano, comerciantes y la ciudadanía en general hagan algo para conservar una de las principales tradiciones mexicanas, como es el Día de Muertos, no todos los negocios se dedican a la venta de calaveras, flores, dulces o disfraces.
De acuerdo a información facilitada por la Dirección de Mercados del Municipio, este año son 938 permisos autorizados para la venta de distintos productos en este tianguis de antaño, entre los fijos y ambulantes dentro de la misma zona del arroyo de Los Arellano.
Y como los comerciantes van en la mayoría de los casos con toda su familia, necesitan un lugar dónde comer, además que los alimentos también son para los paseantes de ese tianguis, de ahí que el 70% de los puestos están relacionados con la comida, entre lo que se puede degustar enchiladas, tacos, perros calientes y hamburguesas, piezas de pan dulce y salado, dulces enmielados, frutas, principalmente mandarinas y camotes.
El 20% de los negocios instalados allí sí están destinados a la mercancía tradicional de esta temporada, que van desde las calaveritas de azúcar, de resina, de barro, de chocolate, los dulces en forma de frutas en canastitas, atractivos para los niños; disfraces, unos relacionados con la festividad mexicana, pero otros con el Halloween. Entre estos son 30 los que se dedican a la venta de flores y coronas.
Y ante las críticas vertidas de que en este tianguis ya nada tiene que ver con la tradición del Día de Muertos, sale a relucir que sólo el 10% de los que en esta ocasión se instalaron se dedican a la venta de ropa y bisutería, aunque sí resulta llamativo pero es precisamente a dónde va la gente, lo que busca el comerciante.
Este tianguis que es de los más tradicionales por el festejo está instalado desde el pasado 17 de octubre y terminará el domingo 3 de noviembre; la mayoría de los 938 que se instalaron en esta ocasión, son los mismos de años anteriores, de manera que en esta ocasión sólo hubo refrendos en los permisos de esta temporada.