Aguascalientes.- Se acerca la Navidad, sin duda una época llena de amor, de esperanza, de paz y alegría. La época en la que sobre todo los niños creen en la magia, esperan grandes regalos y mientras rompen piñatas se ven envueltos en luces, amor y abrazos.
En Aguascalientes existe la Ciudad de los Niños, un lugar lleno de historias que cada pequeño tiene por contar.
Nos adentramos para conocer el lugar, esperaríamos ver una casa llena de colores pastel, con grandes juegos en los jardines, columpios y toboganes, las paredes pintadas con personajes de Disney o superhéroes de fantasía por ser una Casa Hogar, pero no, no es así.
La entrada está enmarcada por los característicos pilares de las viejas haciendas, grandes paredes de piedra y cemento, altas, fuertes, que a simple vista se perciben frías y que a la vez se refleja el color ocre común de las tardes de otoño que hacen sentir el ambiente cálido y acogedor.
Es la hora estipulada que tienen para jugar, todo es gritos, cantos, bailes, risas, niños corriendo de un lugar a otro, algunos nos saludan y siguen corriendo. La mayor parte está concentrada en una pequeña cancha o atrio que está a un costado de la capilla.
Seguimos nuestro camino para llegar a las oficinas centrales en donde nos recibirá el director, el Padre Juan Gabriel Rodríguez Campos.
Se siente el viento característico del otoño, algunas hojas se desplazan lentamente sobre el pavimento, el reflejo de los últimos rayos del sol iluminan los pasos mientras llegamos a una modesta y acogedora oficina donde sobresale una imagen de bulto de unos 30 cm de la Virgen de la Asunción, patrona de Aguascalientes. Ahí está el director, una persona que a simple vista transmite paz y confianza.
“Esta es la Casa Hogar de la Ciudad de los Niños”, nos comenta con gran entusiasmo por su tono de voz, ya son más de seis décadas que esta Casa da esperanza y apoyo a madres, padres, solteros, divorciados o separados que necesitan un espacio para que sus hijos crezcan en un ambiente de amor y protección.
La Ciudad de los Niños fue fundada un 3 de marzo de 1953 por el Padre Antonio Hernández Gallegos, sacerdote de la Diócesis de Aguascalientes, inspirado por la pedagogía aplicada en los oratorios de San Juan Bosco que tuvo la oportunidad de conocer durante su formación en Roma. El 'Padre Toño', como se le conocía, pensó en crear espacios para niños, adolescentes y jóvenes en situación de calle y los congregaba para darles educación y enseñarles algún oficio.
La casa siempre se ha sostenido de la bondad de la gente, el 'Padre Toño' era una persona que transmitía mucha simpatía y aceptación, pedía caridad afuera de una cantina que se encontraba en la calle 5 de Mayo, tenía una frase que fue muy conocida y era que cuando la gente pasaba por ahí les decía “pague la pasadita”, la gente ya lo ubicaba y siempre regresaba con el dinero necesario para sostener la casa.
Esta casa estaba en ruinas, era el puro casco de la Hacienda, sólo estaba en buenas condiciones el Templo y la Sacristía, ahí durmieron los primeros doce niños que llegaron a la casa.
En un principio eran sólo los niños, pero hace 28 años llegó una niña recién nacida que fue encontrada en un contenedor de basura frente al Templo de Guadalupe y fueron las autoridades civiles quienes pidieron que la niña estuviera en esta casa, es complicado una casa mixta, pero al ver a los niños que cuando ingresaban y venían de formar parte de una familia donde tenían hermanas y que iban a crecer separados, se decidió que si no iban a crecer con sus padres, al menos ellos como hermanos crecieran juntos.
Actualmente hay 82 niños, son 38 niñas y 44 niños de 0 a 16 años, existen hasta cuatro hermanos de una misma familia quienes estarán resguardados hasta que la mamá, papá o tutor lo decidan, generalmente permanecen hasta los 18 años para que se reincorporen con sus familiares o se reintegren a la sociedad.
Irene tiene 11 años y es de Los Pericos, viene de una familia con problemas de drogadicción y pobreza, tiene 4 hermanos que también están en la Casa Hogar, ella se siente muy feliz, comenta que no le falta nada, tiene comida y zapatos, va a la escuela y está aprendiendo estilismo, ya aprendió a cortar el cabello y, emocionada, dice que pronto aprenderá a hacer peinados.
Como parte de la formación que tienen, cuentan con talleres donde aprenden un oficio como la carpintería, guitarra, danza, manualidades, estilismo, cocina, corte y confección; ellos eligen dónde quieren estar, pero todos tienen la obligación de participar.
Jesús Alberto, un chico de 14 años, tiene dos hermanos y cuida de ellos, es deportista, está en segundo de secundaria y le encanta coser, les confecciona mandiles a los pequeños que van a preescolar, se siente muy feliz pues ya tiene ocho años de vivir en la Casa Hogar, su familia es muy pobre y no pueden cuidarlos.
La Casa Hogar se rige bajo cuatro pilares, Dios, Estudio, Deporte y Trabajo, reciben educación académica desde preescolar, primaria, secundaria y preparatoria.
Imelda Guadalupe tiene 10 años, vivía en el fraccionamiento Guadalupe Peralta, ella junto con sus tres hermanos están resguardados desde hace 4 años porque su mamá no los podía cuidar y mientras ella no estaba la persona que se quedaba con ellos les pegaba y no tenían comida, ella está feliz porque ya aprendió a coser, arregla pantalones y ya sabe hacer cobijitas.
Cuentan con un horario, se enseñan a ser disciplinados, responsables, a trabajar y a ser independientes, les inculcan los valores cristianos y los preparan para ser buenos seres humanos.