Simplemente extraordinaria, mujer de lucha y escucha, sencilla y auténtica, la maestra Ana Luisa cuenta para el periódico HIDROCÁLIDO parte del camino recorrido que la ha llevado hasta el puesto de decana en la Máxima Casa de Estudios.
Maestra, cuéntenos, ¿cómo fueron sus inicios en el ámbito académico y laboral?
Mi vida definitivamente es al revés, ya que en un inicio, al salir de la preparatoria, inicié a estudiar Medicina, mi pasión era la Medicina, pero sólo estudié un año, ya que conocí a quien ahora es mi esposo y padre de mis hijos, me casé y nos mudamos a la CDMX. Dejé la Medicina para atender el hogar aunque siempre tuve en mente el que iba a seguir estudiando, incluso ya en la CDMX me aceptaron en el Hospital Inglés y me puse a estudiar Fisioterapia y Rehabilitación, lamentablemente también lo tuve que dejar, era muy pesado entre las distancias, horarios y las actividades de la casa. A los dos años nos regresamos a esta ciudad, vinieron los hijos y la idea de estudiar cada vez era más lejana pero nunca imposible.
¿Cómo decide retomar sus estudios?
Fue algo que siempre tuve en mente, estoy convencida que las cosas llegan cuando tienen que llegar, pues a la edad de 42 años decidí regresar a la universidad para estudiar Licenciatura en Letras Hispánicas. En ese tiempo mi hijo mayor iba a entrar a la universidad y entre que buscas las fechas de admisión y exámenes me encontré el anuncio sobre la solicitud de exámenes de admisión y fue ahí donde me decidí, estuve estudiando la licenciatura a la par que mi hijo mayor y pronto también entró mi hija, así que ya éramos una familia de universitarios, en mi caso, trataba de dejar la comida lista desde temprano, nos íbamos a estudiar, llegábamos a comer y las tardes la casa se convertía en sala de tareas o biblioteca.
Maestra ¿qué la motivó a decidirse por Letras Hispánicas si en un principio era la Medicina?
Creo que el mayor motivo y ejemplo ha sido mi padre, mi padre leía y leía, el amor por las letras, por la investigación, tenía gran pasión por la historia, por la genealogía. Mi padre fue un gran cronista, el único. Y yo desde muy chica también leía y leía, la lectura era parte de mi familia al igual que la música, tanto que durante diez años tomé clases, aprendí a tocar el piano, a amar la música y la lectura, de ahí mi inclinación por esta carrera y por todo lo relacionado a las artes. La Medicina me sigue gustando, pero ahora mi pasión es la docencia.
¿Cómo se convierte en maestra universitaria, alguna vez lo pensó?
Nunca me imaginé estar aquí, terminé la licenciatura y me invitaron a dar clases, me fui involucrando, el gusto por la docencia también se lo debo a mi papá, lo viví toda la vida a su lado, mi padre impartió clases por más de 60 años, dejó de dar clases a los 89 años, así que lo aprendí y viví de él, los padres siempre son el mayor ejemplo y empuje.
Ahora me encanta la docencia, es una labor extremadamente importante porque creo que una de las cuestiones que debemos tener todos los maestros es de conectar nuestras clases, lo que nosotros impartimos con los jóvenes, ligarlas con algún valor de la vida. La universidad es autónoma, no se habla de política ni religión, pero sin duda se tienen que impartir y ejercer valores que alimentan el espíritu del ser humano.
¿Cuáles han sido sus principales logros y retos dentro de la vida universitaria?
Primero, una de las mejores experiencias es sin duda llegar a ser jefa del Departamento de Letras Artes Escénicas que después me dejaron también la carrera de Artes Cinematográficas y Audiovisuales, en la historia de la universidad fui la primer jefa con tres licenciaturas bajo mi responsabilidad.
Es una experiencia muy pesada, pero muy enriquecedora, se aprende mucho y es un gran reto, el hecho de atender y dar solución a situaciones muy personales tanto de estudiantes como de profesores.
Me tocó adecuar los planes de estudios, revisar requisitos en cuanto la contratación de profesores, atender denuncias de comportamientos y casos de acoso que se presentaron en su momento, comportamientos raros y problemas psicológicos de algunos alumnos, sancionar conforme al reglamento de la institución aquellos casos en los que incluso se llegó a fumar marihuana dentro de la institución, se tuvo que hacer frente a todo tipo de situaciones y darles la mejor solución, algunas veces tornar las problemáticas a derechos universitarios y brindar el acompañamiento psicológico a los alumnos que lo requerían.
¿Cómo llega el nombramiento como decana?, ¿qué significa para usted?
Nunca me imaginé estar aquí, nunca pensé estar en este puesto, estoy convencida de que Dios nos pone en algún lugar por algo y para algo, en cuanto los requisitos, pues se proponen los candidatos y se hace una votación. Se promueven a quien se quiere al frente como decano.
En mi caso, hasta cierto punto ya era responsable de tres licenciaturas, es decir, ya conocía las carreras ahora tengo otras dos. Como decana soy la responsable de este Centro en el que existen cinco carreras. El arte y la cultura es como la mitad del ser humano que hay que meternos un poquito más a estudiar las maneras artísticas de expresarse del ser humano, al teatro, la literatura, el cine en todas sus expresiones. Cuando se tiene una responsabilidad de este peso hay que transmitir a los alumnos por medio del ejemplo el que se tienen que luchar por ser cada día mejor, el limar esas cosas negativas que se tienen. La perfección no existe ni en nosotros en ninguna institución, carrera o sociedad, hay que luchar por que nuestra sociedad sea mejor y que se refleje.
¿Cuáles son sus principales objetivos ahora como decana?
Que se instrumente la investigación porque luego muchas veces se piensa que estas carreras son nada más de actos, también hay muchísima investigación, se tiene que investigar para poder gestionar, para poder expresar, todas las carreras tienen sus bases en cuestiones teóricas.
Por otra parte, el afianzar las relaciones humanas, es muy importante el abrir la comunicación, el contacto humano y sobre todo estar abiertos para cualquier situación en que podamos promoverlo, habrá cosas sin duda que estén en mis manos y otras no. En el trabajo pasamos la mitad de nuestra vida, como lo queremos vivir, con enojos, roses, con críticas, rivalidades, corajes, incomodidades, eso no vale la pena, ¿cómo lo queremos pasar?.
Soy una convencida de que el arte puede salvar a la sociedad, el arte está en todos los seres humanos, seas médico, científico, biólogo a lo que nos dediquemos, a lo que sea, a la otra mitad le encanta el cine, teatro, la música, siempre existirá en la otra mitad del ser humano el arte, no hay de otra, es la representación de las emociones.