Madrid, 4 jun (EFE).- Con un aforo máximo de 1.200 personas, la totalidad de sus exposiciones abiertas y el aumento de las medidas de higiene abrirá sus puertas el próximo sábado el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, una pinacoteca que calcula que el impacto de la pandemia le supondrá unas pérdidas de 7,8 millones de dólares..
«Con el futuro inmediato no podemos ser optimistas, pero si lo somos en el sentido de que la gente va a venir al museo, y el 41% de nuestros visitante es de Madrid, por lo que es un dato estupendo en estas circunstancias», contó un «prudente» Evelio Acevedo, director gerente del museo, quien matizó que están en un momento en el que no deben ser «derrotistas, pero tampoco absurdamente optimistas».
Y es que, pese a que un alto porcentaje de los visitantes de esta pinacoteca es público local, Acevedo indicó que los motivos de estas pérdidas también se deben a que este año no se va a producir el flujo de turistas extranjeros que llegan a la capital de España, así como por las cancelaciones de eventos y actividades que ha tenido el museo, que recibe una subvención estatal de 6,6 millones de dólares.
Al contrario que han hecho otras instituciones museísticas de nuestro país, el Thyssen no obligará al visitante a hacer un recorrido pautado, según Acevedo, lo que supondrá un «esfuerzo» para los auxiliares de sala, quienes estarán pendientes de que se cumpla el aforo.
En concreto, y con un aforo máximo de 1.200 personas en todo el museo, a la exposición temporal de «Rembrandt y el retrato en Amsterdam, 1590-1670», que se ha prolongado hasta el 30 de agosto, solo podrán acceder 25 personas cada 15 minutos; por lo que las 2.080 visitas diarias que tenía antes del comienzo de la pandemia pasarán a 900.
Por su parte, la muestra dedicada a Joan Jonas, también prorrogada hasta el 13 de septiembre, solo podrá contar con la presencia de 65 personas a la vez como aforo máximo.
«Esto es una cuestión de experiencia, pero si hubiera que hacer cambios sobre la marcha los haríamos. Aquí siempre hemos tenido aforos en las exposiciones temporales, antes el motivo era la calidad de la visita, aunque no eran unos aforos como estos, pero evidentemente el ritmo lo marca el visitante y al reducirse el número de asistentes el ritmo va a cambiar», apuntó.
En cuanto al precio de la entrada, al contrario que han hecho también otros museos, el Thyssen no lo ha rebajado así que seguirá costando 14,5 dólaresw, eso sí, ahora recomiendan que el visitante acuda con la entrada comprada previamente online.
Acevedo también explicó que la exposición prevista para octubre del artista neoyorquino Alex Kats ha sido aplazada «sine die», aunque dijo que se hará porque es una «apuesta» del Thyssen, un proyecto con el que siguen «contando».
«En este tipo de exposiciones dependemos no solo de nosotros, esta es una exposición de prestadores norteamericanos y cómo evolucione la pandemia en otros territorios determinará su desarrollo», expresó.
Para este fin de semana el museo ya ha colgado el cartel de «no hay entradas», así que los que ya tienen su ticket volverán a un museo que les recibirá con geles hidroalcohólicos, alfombras con desinfectante y con indicaciones que informan sobre la distancia a mantener. Todas unas medidas a las que se suma el obligado uso de la mascarillas.