Madrid, 16 jun (EFE).- Pese al momento actual de encierro generalizado, el cantante argentino Fito Páez reclama en su último disco «La conquista del espacio» no solo la colonización de territorios inexplorados, sino también la recuperación de lo perdido, sea un estado físico, mental o sentimental.
«Todo el que ha tenido vínculos maritales o de pareja conocemos ese momento de: ‘La cagué, perdóname’. Pero siempre hay una posibilidad de redención o debería existir, la de volver a empezar y creer en algo que te haga bien», reflexiona el veterano músico argentino.
Lo cuenta en una charla con Efe a propósito del que fue primer sencillo de su nuevo álbum, «Resucitar», pero a este lado del Atlántico lleva a pensar en el restablecimiento por ejemplo de su relación con el cantante español Joaquín Sabina, rota después de que ambos firmaran el disco conjunto «Enemigos íntimos» (1998).
«Joaquín es un hermano y a veces en las familias pasa de todo. Entre tantas cosas que hemos vivido, también nos agarramos, pero eso no acabó allí. Tuvimos un reencuentro maravilloso y hasta el día de hoy seguimos en contacto. Es una persona muy importante en mi vida a quien respeto y admiro y a quien también falto el respeto… por eso nos queremos», afirma.
El de las relaciones humanas es uno de los campos que Páez (Rosario, 1963) propone reclamar en «La conquista del espacio» (Sony Music), un álbum con arreglos orquestales y solo 9 cortes que se facturó en un tiempo récord, sobre todo en comparación con los casi dos años que le llevó el previo «La ciudad liberada» (2017).
«En apenas 15 días teníamos el 90 por ciento del material planteado», dice sobre este trabajo grabado luego en EE.UU. bajo la producción artística del propio Páez junto a Diego Olivero y Gustavo Borner.
Cabe destacar, como curiosidad, que entre sus músicos contó con el baterista californiano Abraham Laboriel Jr. (Paul McCartney, Sting) y el retorno del histórico bajista Guillermo Vadalá, quien ya participó en nueve discos suyos, incluido el multipremiado «El amor después del amor» (1992).
«A la hora de escoger el título, empezamos a encontrar que todo era sobre conquistar el espacio, no solo cuestiones científicas: el triunfo de la minifalda en los 60, la conquista de derechos o incluso la de decirnos la verdad entre nosotros. Hasta sobre la conquista de mi piano trata», explica.
El tema «Gente en la calle» se cuenta como ejemplo de esas «melodías bellas con una triste historia detrás» que le son tan características y que en este álbum han dictado su propio contenido.
«Antes de la pandemia, Buenos Aires ya estaba transformada, con mucha gente en las calles muy marginada. Fue duro ver la ciudad empobreciéndose cada día más, no solo aquí; algo del sistema debe estar fallando en todos lados y la máquina de producir pobres no es un buen signo como raza humana», opina sobre la inspiración de la canción.
Otro corte destacado es «Nadie es de nadie», en lo que para él es una constatación: «Que la libertad asusta, pero no las que están más a mano o aquella que ansía un preso»; también que estamos sometidos a presiones externas, incluidos los artistas forzados a pagar ocasionalmente un peaje.
«¿Cuántos artistas han estado bajo la presión de hacer determinada cosa para llegar a una sala de cine o una disquería?», se pregunta de manera retórica antes de concluir que «la verdadera libertad es no tener ningún tipo de atadura en el mundo».
Del ejercicio de la libertad, prosigue, vienen los errores. «A mí me trajeron hasta aquí y me hicieron hombre. No puedo renegar de ellos, como hacen algunos artistas con su primera época. Son desagradecidos con el niño que fueron y con la piedra a partir de la que pudieron construir su obra», opina.
Con 24 discos de estudio ya publicados, esos inicios en la música quedan muy lejanos ya, pero no sus escarceos en la literatura, cada vez más otra faceta estable de su creatividad tras la edición en 2019 de su segunda novela, «Los días de Kirchner».
«Ahora mismo estoy con una autobiografía, así que te diría que la escritura tiene mucho peso en mi vida, porque también acabo de terminar un guion de cine que espero filmar apenas se recuperen los protocolos», revela.
Javier Herrero