Madrid, 18 may (EFE).- El tiempo no pasa en balde, tampoco para las obras de arte. Ahora, un estudio revela que la humedad podría ser el principal factor ambiental que ha provocado la degradación de ‘El grito’ (Edvard Munch), una de las pinturas más famosas de la era moderna.
El hallazgo ha sido descubierto por un grupo internacional de científicos, dirigido por el Consejo Nacional de Investigación italiano (CNR), lo que permitiría ayudar a preservar mejor esta obra maestra, que rara vez se exhibe debido a su pobre estado de conservación.
Esta investigación, publicada en la revista Science Advances, se ha realizado mediante una combinación de métodos espectroscópicos no invasivos y técnicas de rayos X, según un comunicado del European Synchrotron Radiation Facility (ESRF).
De «El grito», que se ha interpretado como la representación definitiva de la ansiedad y la angustia mental, existen diversas versiones, pero cada una es única. Munch experimentó con diversas técnicas hasta encontrar los colores exactos para representar su experiencia personal y las más conocidas son la que realizó en 1893 y 1910.
El uso de nuevos pigmentos para crear colores plantea un desafío para la preservación a largo plazo en las obras de arte de Edvard Munch, señala el estudio.
La versión de «El grito» de 1910, que está en el Museo Munch, de Oslo, muestra signos claros de degradación en diferentes zonas donde el autor utilizó pigmentos basados en sulfuro de cadmio.
Por ejemplo, las pinceladas de amarillo cadmio situadas en el cielo y en el cuello del protagonista se han convertido en un color blanquecino y el amarillo del lago se está desconchando.
Así, los pigmentos amarillos, las condiciones ambientales y el robo en 2004 del cuadro, que permaneció dos años en paradero desconocido, han sido algunos de los elementos que han contribuido a su deterioro.
Desde que fue recuperado, «El grito» se conserva en una zona de protección en el Museo Munch, en condiciones controladas de iluminación, temperatura (alrededor de 18°C) y humedad relativa (alrededor del 50 %).
El equipo científico estudió en detalle la naturaleza de los diversos pigmentos de sulfuro de cadmio en la pintura y cómo se han ido degradando con el paso del tiempo.
Para la investigadora del CNR Leticia Monico, «los microanálisis permitieron señalar la principal razón que hizo que la pintura se deteriorara (la humedad), y también descubrimos que el impacto de la luz en la pintura es pequeño».
El estudio demuestra que el sulfuro de cadmio original se ha convertido en sulfato de cadmio en presencia de compuestos de cloruro en condiciones de alta humedad (95 % de humedad relativa), incluso cuando no hay luz.
Según los investigadores, el tratamiento adecuado para que «El grito» se pueda exhibir al público de manera permanente pasa por mitigar la reducción del pigmento amarillo de cadmio; para ello es necesario minimizar la exposición de la pintura a niveles de humedad relativa de 45 % o menos.
«Este tipo de trabajo muestra que el arte y la ciencia están intrínsecamente ligados y que la ciencia puede ayudar a preservar las obras de arte para que el mundo pueda seguir admirándolas», concluye la coautora de la investigación, Costanza Miliani.