Londres, 21 may (EFE).- Con una planta de interior en un apartamento de Londres o un frondoso jardín en los suburbios, los británicos se lanzan a la jardinería para refugiarse de la pandemia, una afición que pueden practicar en sus hogares y con la que, según los expertos, cultivan la salud física y mental.
Desde la reciente reapertura de los viveros y centros especializados en la primera fase del plan de desconfinamiento del Gobierno, miles de personas han aguantado largas filas, respetando la distancia personal, para comprar semillas, flores o, en el caso de muchos londinenses, suculentas, en un frenesí por «ver a un ser vivo crecer», dice a Efe el arquitecto de 35 años Tom Maddison, en un «garden centre» de la capital.
El cultivo de jardines o incluso de macetas en un balcón «ha cobrado una enorme importancia a la hora de afrontar las presiones del coronavirus, como ansiedad, aislamiento o duelo», explica George Plumptre, director del National Garden Scheme, que facilita visitas a jardines de Inglaterra y Gales a fin de recaudar fondos para el sector sanitario.
Demostrados en multitud de estudios, los beneficios de la jardinería «se derivan de la sensación de seguridad que da estar en contacto con el ciclo natural de las estaciones y del crecimiento de las plantas», dice a Efe, y apunta que «el acceso a espacios verdes es además relajante y enriquecedor».
Con 23 millones de aficionados a la jardinería en el Reino Unido y famosos promotores como el príncipe Carlos y Catalina, duquesa de Cambridge, no es de extrañar que el Gobierno de Boris Johnson diera prioridad a la reapertura de los viveros al inicio la semana pasada del desconfinamiento.
Fue clave para conseguirlo la presión ejercida por la Asociación de comercios de horticultura (HTA), que, con el apoyo de jardineros célebres como Alan Titchmarsh, arguyó que sería relativamente fácil para el sector, que opera en espacios abiertos, introducir medidas de seguridad.
También adujo los beneficios para la salud física y mental de cuidar plantas -defendidos asimismo por el heredero al trono, que confiesa hablar con ellas- y el hecho de que este pasatiempo puede practicarse en casa, evitando así la propagación del virus.
Distancia de seguridad de dos metros, mascarillas, guantes y continua desinfección son algunas de las precauciones que toman los centros de jardinería abiertos en todo el territorio británico menos Escocia, donde el Gobierno autónomo ha pospuesto hasta el 28 de mayo la suavización de las restricciones.
«Escocia es de las pocas naciones en Europa que mantiene los viveros cerrados», lamenta Samantha Griffith, portavoz de la HTA, que dice a Efe que, si no se retoma la actividad, el sector de la horticultura del Reino Unido afronta la bancarrota.
«El carácter perecedero y la estacionalidad de las plantas significa que afrontamos la pérdida total de nuestra mercancía, más cuando un 70 % de la venta de flores de jardín se hace entre marzo y mayo», afirma.
Con 2.300 viveros en el país, 15.000 trabajadores directos y 30.000 indirectos y una aportación anual al producto interior bruto (PIB) de 1.400 millones de libras (unos 1.550 millones de euros/1.700 millones de dólares), el sector hortícola tiene peso en el Reino Unido, donde es habitual que los ciudadanos visiten centros de suministro y jardines los fines de semana, sobre todo en zonas rurales.
En opinión de Susanna Grant, jardinera y cogerenta de la tienda de plantas para espacios urbanos Linda del este de Londres, lejos de ser «frívolo» el regreso a la actividad es algo beneficioso, y puede hacer «más llevadero» el trabajar desde casa.
La evasión que ofrece la jardinería se demuestra, relata, en el éxito de programas televisivos como «El mundo de los jardineros» de la BBC, que ha alcanzado cotas de audiencia no vistas en décadas, y de los tours por internet que realizan algunos jardines.
«Soy una gran defensora de la jardinería para fomentar la salud y la biodiversidad del planeta», agrega Grant, que recuerda que es buena contra el estrés porque «anima a desacelerar, observar y cuidar» y «no tiene por qué costar mucho dinero».
El confinamiento por la pandemia ha obligado a suspender esta semana por primera vez desde la segunda Guerra Mundial la feria de jardinería Chelsea Flower Show, una de las citas predilectas de la reina Isabel II, que se ha sustituido por visitas virtuales a los jardines privados de los principales paisajistas del país.
Por Judith Mora