Viena, 27 may (EFE).- El reencuentro este miércoles de la Galería Albertina de Viena con su público, tras dos meses cerrado por la pandemia de coronavirus, ha servido también para presentar una nueva sede dedicada al arte contemporáneo austríaco, cuya primera exposición sirve para ajustar cuentas con el nazismo.
Entre las exhibiciones que ofrece la Albertina actualmente destacan «De Monet hasta Picasso» y «De Warhol hasta Richter».
MÁS DISTANCIA, MENOS PÚBLICO
Las dos han sido prolongadas dos meses, para compensar así las diez semanas de cierre por las restricciones sociales y comerciales para luchar contra la expansión del coronavirus.
Para poder acceder a las salas de exposición el visitante debe ahora primero desinfectarse las manos, llevar una mascarilla y guardar siempre una distancia mínima de un metro con el resto de las personas.
De momento, es fácil mantener esa distancia: en los pasillos de la Albertina se nota la ausencia de los turistas extranjeros, que según el propio museo suponen el 60 % del total de visitantes.
NUEVO MUSEO
Coincidiendo con la apertura de la casa matriz, este mismo miércoles se ha inaugurado la nueva filial, llamada Albertina Modern, con la exposición «The Beginning», un recorrido a través de 400 obras por el arte producido en Austria entre 1945 y 1980.
Una época especialmente relevante, ya que artistas austríacos de esos años intentaron desmarcarse del pasado nazi del país, que formó parte del Tercer Reich entre 1938 y 1945.
La inauguración, prevista para el 13 de marzo, tuvo que posponerse debido al estallido de la pandemia y el cierre de espacios públicos para contenerla.
Los 2.000 metros cuadrados de la nueva sede se encuentra en el edificio de la Künstlerhaus (Casa de Artistas), levantado en la década de 1860 por la cooperativa de artistas de Viena.
Se encuentra a pocos metros de la Musikverein, la famosa sala de conciertos donde la Filarmónica de Viena toca cada 1 de enero el Concierto de Año Nuevo.
El edificio fue renovado y adaptado durante los últimos cuatro años gracias a los 57 millones de euros (62,5 millones de dólares) donados por un empresario austríaco, que además cedió su colección de arte contemporáneo.
Entre los artistas expuestos destacan pintores como Maria Lassing, Vally Export, Gottfried Helnwein o Arnulf Rainer, cuya obra permite un repaso por el arte austríaco de los primeros 35 años de la postguerra.
AJUSTA CUENTAS CON EL NAZISMO
Todo en un lugar (el Künstlerhaus) que en 1939 acogió con gran entusiasmo ciudadano la infame exposición nazi sobre «Arte Degenerado», con la que los alemanes hicieron propaganda contra el arte moderno y judío.
Ese «odio a lo moderno» se mantuvo durante décadas en la Austria de la postguerra, ha recordado esta semana el director del museo, Klaus Albrecht Schröder.
Por eso, la Albertina quiere demostrar con esta exposición que el «ajuste de cuentas» artístico con el fascismo y la superación de los traumas de la guerra después de 1945 fueron más importantes de lo que muchos pensaban hasta ahora.
Los museos y galerías austríacos pueden recibir público desde el pasado día 15 de mayo, un permiso que han aprovechado hasta ahora el Belvedere, conocido por su colección de Gustav Klimt, o el Museo de Ciencias Naturales, mientras que otros lo harán en los próximos días.
Aparte de las dos sedes de la Albertina, hoy han reabierto también el Museo Leopold, dedicado a la pintura austríaca de principio de siglo XX, con las obras maestras de Egon Schiele, Gustav Klimt y Oskar Kokoschka a la cabeza.
Por Jordi Kuhs