Phoenix (AZ), 5 may (EFE News).- Miles de maestros en Estados Unidos pasarán su día alejados de las aulas por causa de la pandemia del coronavirus, pero dos maestras latinas en Arizona aseguran que este festejo va más allá de un día y que diariamente se sienten «celebradas» cuando logran que sus alumnos inmigrantes no queden rezagados por el idioma y el racismo.
Desde que se inició el confinamiento las clases se suspendieron y las tareas escolares se adaptaron en casa, siendo los maestros los encargados de sostener videoconferencias y revisar los paquetes escolares para que los alumnos no sufran un atraso.
Pero el esfuerzo de estos maestros, asegura a Efe la docente Alejandra Nieland, especialista en ELL (siglas en inglés de Aprendiz de Lengua Inglesa), no solo debe ser reconocido un día, o durante una cuarentena, «sino todos los días del año».
«Nuestra labor es ardua y buscamos que nuestros alumnos latinos tengan las mismas oportunidades que los demás en este país», dice.
El martes de la primera semana de mayo se celebra en Estados Unidos el «Día de Reconocimiento al Maestro», mientras en México se les festeja el 15 de mayo.»Aquí nuestro festejo pasa más desapercibido, pero los mexicanos lo celebran a lo grande», señala.
Nieland se reunió el lunes con su colega Vanessa Arredondo, ambas con licenciatura en Educación Bilingüe, para elaborar detalles de cerámica para los maestros de sus distritos escolares, para que no pasaran su día «en el olvido»
Ambas profesoras e inmigrantes decidieron dedicarse a la docencia por la misma experiencia que vivieron cuando llegaron al país y se vieron marginadas por el idioma y la cultura, lo que las llevó a desarrollar una carrera académica con maestrías en educación y política.
«Sé lo que sienten mis alumnos cuando batallan con el idioma; por eso trato de ser más comprensiva y competente culturalmente. Es donde tengo que usar mi arte como maestra, sacar esa chispa, que es lo considero mi reto», afirmó Nieland.
Arredondo reconoció a Efe que la brecha entre los estudiantes inmigrantes y los anglosajones es grande. Para la mayoría de los inmigrantes la única tecnología con que cuentan es el celular para las tareas en casa durante la pandemia.
Pero reconoció que el interés de los padres inmigrantes por el desarrollo escolar de sus hijos es constante, y se sienten más confiados con las maestras bilingües porque pueden expresar sus dudas e inquietudes.
En ocasiones Nieland ha ayudado a los padres con cartas de inmigración o cuando tienen alguna audiencia sobre deportación, lo que causa la molestia de algunos supervisores. «Me han llamado la atención porque mis alumnos hablan demasiado español en las clases, pero yo busco que ellos se sientan seguros en el salón, ya que no están al mismo nivel que otros», relató.
Ambas coinciden en que han tenido que dar un esfuerzo añadido para que sus alumnos logren salir adelante y estar a la par que los demás. Y aunque saben que no tendrán grandes festejos en su día por la crisis de la COVID-19, para ellas es «una bendición» poder hacer algo por sus alumnos pese a las limitaciones que enfrentan como inmigrantes.