Madrid, 6 may (EFE).- La mordedura de serpiente causa la muerte de 138.000 personas al año en el mundo y discapacidades físicas o desfiguraciones permanentes a unas 400.000 víctimas. Ahora, un equipo de científicos ha probado en experimentos en laboratorio y con animales una novedosa forma de tratamiento.
La descripción de este terapia de intervención temprana para aquellos que no pueden recibir inmediatamente un antiveneno se publica en la revista Science Traslational Medicine en un artículo liderado por la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool (Reino Unido); por parte española participa el Instituto de Biomedicina de Valencia (CSIC).
Las personas más afectadas por los ataques de serpiente viven en algunas de las comunidades más pobres de África subsahariana, Asia y América Latina y dependen de las actividades agrícolas para obtener sus ingresos.
Estas están más expuestas a sufrir una mordedura de serpiente y la situación remota de esas comunidades hace que el acceso a una atención sanitaria adecuada sea un problema, recuerda la escuela de Liverpool en una nota.
Y es que, las víctimas de mordeduras de serpiente en entornos rurales suelen sufrir grandes retrasos en la recepción del tratamiento, porque las terapias antiveneno que existen deben administrarse en centros clínicos, ya que han de ser suministradas por vía intravenosa y hay un alto riesgo de reacciones adversas.Ante esta situación, la investigadora Laura-Oana Albulescu y sus colegas examinaron varios compuestos como posibles terapias prehospitalarias para el tratamiento de la mordedura de serpiente.
Entre los compuestos probados se descubrió que el Dimercaprol y uno de sus derivados, el ácido ‘DMPS’ (compuesto para tratar la intoxicación por metales pesados), inhiben la actividad in vitro de las enzimas del veneno de serpiente que dependen de iones de zinc para funcionar.
En modelos animales el equipo demostró que el ‘DMPS’ ofrece protección contra los efectos letales del veneno de las víboras con escamas, un tipo de serpientes comunes en algunas zonas de África y Asia; según este artículo, el tratamiento prolongó o confirió una supervivencia completa a los ratones.
Los investigadores también comprobaron que el efecto de la aplicación oral del ‘DMPS’ se potenciaba aún más cuando se utilizaba en combinación con dosis de antiveneno convencional.
El hallazgo sugiere que el compuesto ‘DMPS’ podría volver a utilizarse como fármaco oral, para tratar a las víctimas de mordeduras de serpientes poco después de que estas se produzcan y antes de que esta viaje a un centro de atención médico.
No obstante, el antiveneno puede seguir siendo necesario una vez que el paciente llega a la clínica.
Debido a que el ‘DMPS’ es una medicamento autorizado, seguro y asequible, que se administra de forma oral, «podría ser fácilmente suministrado por voluntarios entrenados de las comunidades rurales, inmediatamente después de una mordedura de serpiente», explica Albulescu.
De esta forma, se podrían salvar miles de vidas en estos entornos rurales, concluyen los investigadores, que añaden que los ensayos en fase 1 y 2 con humanos deben confirmar estos hallazgos y las dosis más efectivas del medicamento para los pacientes.