México, 7 may (EFE).- Los grandes retos contra el cáncer de ovario en Latinoamérica son evitar su recurrencia y concienciar a las pacientes sobre indagar en su historia familiar para mejorar el diagnóstico de este tipo de neoplasia, una de las más letales en la región, dijo este jueves una especialista.
«Es un cáncer que siempre va a regresar, pero el gran reto es que regrese lo más tarde que se pueda y que las pacientes pregunten si alguien en su familia lo padeció», dijo a Efe la oncóloga Flavia Morales por el Día Mundial contra el Cáncer de Ovario, que se conmemora el 8 de mayo.
La especialista refirió que este es el segundo cáncer ginecológico con mayor frecuencia en la región y la principal causa de muerte por malignidades ginecológicas.
Según datos reportados por Globocan, un proyecto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Latinoamérica anualmente se presentan 23.285 casos de cáncer de ovario y 13.668 muertes por esta enfermedad.
Mientras que en México la incidencia es de 3.277 nuevos casos y 2.105 mujeres fallecen al año.
Morales, adscrita al Departamento de Oncología del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) de México, señaló que el cáncer de ovario es una enfermedad que, a diferencia del cáncer de mama y del cérvico-uterino, es más letal.
«Hay menos posibilidad de supervivencia ya que es muy difícil detectarlo pues no existen pruebas de tamizaje que ayuden a diagnosticarlo de manera temprana», manifestó la también oncóloga de la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam).
La experta detalló que debido a ello, 80 % de los casos se detectan en etapas avanzadas y la mayoría de ellos arrebatan la vida de las mujeres dentro de los primeros cinco años tras el diagnóstico.
Señaló que entre los principales obstáculos para diagnosticar la enfermedad están los síntomas, pues se manifiesta con dolor abdominal o pélvico, náuseas, deseo constante de orinar, cambios en periodos menstruales, sangrado atípico, cansancio, dolor de espalda y todo esto se puede confundir con malestares gástricos.
«La única prueba para detectar correctamente esta afección es el ultrasonido transvaginal», apuntó.
Indicó que, aunque la mayoría de los casos de cáncer de ovario se dan después de la menopausia, en mujeres de 55 a 64 años, en la actualidad es posible que se presente a cualquier edad y es por ello que las mujeres deben revisarse constantemente.
HERENCIA, EL PRINCIPAL FACTOR DE RIESGO
Entre los principales factores de riesgo para desarrollar este tipo de cáncer está tener un familiar que lo haya presentado.
Sin embargo, en general en Latinoamérica las mujeres ignoran si tienen antecedentes familiares de esta neoplasia.
«Antes, las familias ocultaban que alguien tuviera cáncer o simplemente no se comunicaban. Por eso ahora debemos insistirle a la mujer que indague, pues no solo es importante para la paciente sino para su ascendencia y descendencia», dijo.
Manifestó que, en las mujeres que tienen antecedentes familiares, se debe iniciar el estudio de tamizaje desde los 35 años para determinar si son portadoras de una mutación en los genes BRCA1 o BRCA2, los que aumentan el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.
Explicó que, aunque la quimioterapia sigue siendo una piedra angular para el tratamiento de cáncer de ovario, actualmente las terapias suelen ser más efectivas debido al conocimiento de la enfermedad, pues se sabe que casi una cuarta parte de estos cánceres tienen mutaciones genéticas.
Finalmente, puntualizó que es importante visualizar este tema y entender que con un diagnóstico precoz la esperanza de supervivencia es mayor.