Oaxaca (México), 10 may (EFE).- Tejedores de una comunidad indígena del sureño estado mexicano de Oaxaca aprovechan la cuarentena por la pandemia del COVID-19 para confeccionar mascarillas con las coloridas telas que usan para bordar sus tradicionales blusas y huipiles.
Las autoridades mexicanas prohibieron las actividades económicas no esenciales durante la contingencia sanitaria, por lo que una comunidad zapoteca del municipio de San Pablo Villa de Mitla decidió convertir sus artesanías en piezas esenciales frente a la crisis.
«Prácticamente no hay venta y ahora lo que estamos haciendo es trabajar los cubrebocas pues es algo diferente, es adaptarnos», contó este domingo a Efe Javier García Ruiz, dueño del taller La Casa del Artesano de la comunidad Xaaga de Mitla, ubicada 45 kilómetros al sureste de la capital oaxaqueña.
LA RECONVERSIÓN DE LOS TELARES
La confección con técnicas ancestrales de blusas, huipiles, rebozos, servilletas y un sinfín de prendas se interrumpió el 23 de marzo cuando el Gobierno federal decretó la alerta sanitaria por el COVID-19, que ya lleva 3.353 fallecidos y 33.460 contagiados confirmados en el país.
En silencio quedaron los pedales de sus telares en las vacaciones de la Semana Santa, lo cual afecto a cerca de 1.000 familias que viven de estos bordados, contó Javier.
Por eso, hace un par de semanas decidieron adaptarse a la pandemia y confeccionar cubrebocas con las mismas telas y colores que lucen las mujeres oaxaqueñas en sus prendas, que son admiradas por el turismo que visita Oaxaca.
De esta forma, los tejedores de Mitla convirtieron sus artesanías bordadas con hilos multicolores en productos de primera necesidad.
Y es que el Gobierno de Oaxaca, región con mas de 200 contagios confirmados y casi 40 fallecidos, ordenó el uso obligatorio de mascarillas.
Grecas, flores, aves y montañas bordadas en hilos, adornan ahora estos cubrebocas artesanales, que a diferencia de otros que se venden por la contingencia, cuentan con un filtro protector.
Jazmín Cervantes Guerrero, administradora de la Casa del Artesano, aseguró a Efe que el taller enfrenta su mayor reto, el de sobrevivir.
«Si ustedes abren sus cubrebocas en medio va a llevar un filtro, este filtro es una tela SMS que es la que se utiliza para hacer cubrebocas de manera industrial», explicó sobre su nuevo producto.
Según contó la tejedora Marbella Olivera, estas prendas son amigables con el medioambiente, lavables y reutilizables.
«No es como el cubrebocas que es desechable y aparte de generar basura pues también puede ser un foco de contaminación porque muchas personas lo queman, pero hay muchas personas que solo lo usan y lo tiran y lo desechan, entonces esto lo puede lavar y lo puede seguir usando», detalló.
UN SUSTENTO FRENTE A LA CRISIS
Así es cómo las telas ideadas antaño por las comunidades mixtecas y zapotecas se volvieron esenciales para reducir los riesgos de contagios en el momento en el que el país atraviesa el pico máximod e contagios, según las autoridades.
Además de ser un sustento para los artesanos indígenas frente a la crisis económica derivada de la pandemia.
«Se puede hacer un cubrebocas de una tela normal, pero también se puede hacer un cubrebocas artesanal con una tela de un telar de pedal que puede beneficiar a un artesano que puede beneficiar a los artesanos de manera directa», explicó Javier.
Esaú Ruiz Díaz es un joven artesano de este taller de Xaaga, lleva 17 años tejiendo y sin esta idea de elaborar cubrebocas dice, hubieran corrido la misma suerte que otros tejedores que no han podido sobreponerse a la pandemia.
«Hay muchas personas que se dedican a este oficio y lamentablemente muchos de ellos han cerrado ya sus talleres porque pues es la forma y la manera de sacar (de vender) sus piezas, se ha vuelto complicado», expresó.
El futuro de los artesanos de la región es incierto ante la posible cancelación de la Guelaguetza, la festividad mas importante de Oaxaca, que se celebra entre junio y julio con bailes folclóricos y vestidos tradicionales.
El Gobierno de México prohibió las actividades económicas no esenciales durante abril y mayo, aunque no concretó sanciones para las empresas que lo incumplan, e instó a la población a quedarse en casa durante este tiempo, si bien la cuarentena no es obligatoria para no afectar a los millones de personas que viven del comercio informal.
Las autoridades prevén una reapertura gradual de la economía a partir de junio.