México, 12 may (EFE).- La pandemia de coronavirus ha dibujado un panorama incierto para muchas empresas, sobre todo para las de nueva creación. Pero entre la espada y la pared, Miguel Ángel Ramírez, gestor de una nueva explotación agrícola en México, ve el vaso medio lleno.
«Derivado de esta contingencia, tuvimos que aprender más rápido el negocio y somos más fuertes», asegura Ramírez sobre su plantación de pimiento morrón, Huerta Agro Jaguar, que empezó a rodar en diciembre en el central Estado de México, rayano con la capital.
La empresa cuenta con 73 trabajadores y, desde sus inicios, miró al mercado norteamericano como un cliente primordial -representa casi un tercio de sus ventas-, con lo que el cierre de la restauración en sus vecinos del norte ha golpeado con fuerza a la explotación.
«Al haber cerrado los restaurantes en Estados Unidos y Canadá, de inmediato perdimos el 30 % del mercado. Por todas las normas que estaban poniendo y las restricciones a la movilidad de las personas, bajaron las ventas», cuenta el encargado.
Las cifras de Ramírez encajan con las aportadas por el director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) de México, Juan Carlos Anaya, quien señala a Efe que los números definitivos del mes de abril confirmarán una caída en la exportación hortofrutícola «en virtud de todo el cierre de restaurantes, ‘food service’ y hoteles en Estados Unidos».
«La realidad es que sí vemos una afectación de un 15 a un 20 % en las exportaciones en ese sector», ratifica Anaya, pese a que cerraron marzo con un crecimiento interanual del 2 % en volumen y del 12 % en valor.
CRISIS DE DEMANDA
La mayoría de estados de Estados Unidos están ya inmersos en planes de reapertura a diferentes velocidades, lo que para el consultor «va a ayudar a reactivar un poquito más rápido las exportaciones».
Sin embargo, el principal problema que por el momento enfrenta la huerta de Ramírez es la falta de demanda, algo que le está obligando a buscar nuevos clientes a la espera de que en junio «ya haya un repunte en la demanda».
«Esta pandemia lo que nos hizo es hablar de frente con nuestro socio principal y pedirle una prórroga. Si tú no puedes mover mi fruta, yo necesito buscar opciones para moverla fuera de mi contrato. Afortunadamente lo entendió y estamos buscando nuevos socios comerciales», resume el agricultor.
Esa búsqueda de clientes no evitó la acumulación de camiones llenos de pimiento sin destino durante abril, ni tampoco una afectación significativa en los ingresos estimados, que ya se han reducido un 30 % para este año, a la espera de otras «3 a 4 semanas críticas».
REINVENTARSE COMO SOLUCIÓN
Ramírez explicita que ahora está «hasta el cuello» con el pago de los costes operacionales de la explotación, como les ocurre a varios de los asociados de la Asociación Mexicana de Semilleros (Amsac) especializados en cultivos de alta tecnología.
Pese a ello, asegura el encargado, la intención suya y la del dueño es «buscar estrategias para poder cubrir el salario» a todos los trabajadores, que no han parado su producción durante una pandemia que ha dejado hasta el momento 36.327 casos confirmados y 3.573 muertos en el país.
«Me fui a buscar desde opciones nacionales hasta otras de exportación», explica Ramírez, una estrategia enfocada al mercado nacional que, según el director del GCMA, persiguieron también otras compañías.
UN SECTOR CON OPORTUNIDADES
Juan Carlos Anaya mantiene que el sector primario, que el año pasado registró un superávit de 9.845 millones de dólares en su balanza comercial, será uno de los que mejor resistirá el paso de esta crisis sanitaria y económica.
Las actividades agropecuarias fueron las únicas en crecer en México durante el primer trimestre de 2020, aunque su expansión del 1,5 % no fue suficiente para aplacar la caída del 1,6 % del producto interior bruto (PIB), según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Por ello, Miguel Ángel Ramírez confirma que Huerta Agro Jaguar tiene planes de inversión para este año, en los que espera añadir otras 2,5 hectáreas a la superficie actual de cultivo, que actualmente comprende 4,3 hectáreas para producir 28 toneladas semanales de pimiento morrón.