México, 13 may (EFE).- Ana Laura, Adán, Héctor y Gustavo fueron deportados de Estados Unidos, donde se habían labrado una vida, y llegaron a su natal México prácticamente con lo puesto. Ahora, durante la crisis del coronavirus, hacen cubrebocas para salir adelante y ayudar a su comunidad.
«Cuando se inició la crisis más fuerte en México a causa del COVID-19 nosotros estuvimos parados casi dos semanas. No podíamos conseguir cubrebocas y se me ocurrió la idea de hacer algunos para nosotros. (…) Puse un post en nuestra página de Facebook y hemos tenido buena aceptación», explicó este miércoles Ana Laura en entrevista con Efe.
Ella vivió durante 16 años en Chicago. En septiembre de 2016 intentó regularizar su estatus migratorio y, como no fue posible, la deportaron a México, un país que, aunque era el suyo, había cambiado mucho y sus hijos ya no estarían con ella.
En Estados Unidos, Ana Laura había estado implicada en movimientos sociales relacionados con los derechos de los migrantes.
Por lo que de regreso a Ciudad de México conoció a otras personas en su misma situación y decidió invitarlas a formar un grupo, Deportados Unidos en la Lucha, para dar visibilidad al drama de las deportaciones y apoyarse los unos a los otros.
Pronto comenzaron a vender dulces en las calles para conseguir algo de dinero ante las dificultades para encontrar trabajo debido a su edad y su cualificación -muy diferente a la de los conocidos como «dreamers»-, pero sobre todo para hablar con la gente sobre la realidad de los deportados.
La venta de dulces, que fue denominada Deportados Brand, pronto incluyó también camisetas en las que serigrafiaban mensajes para que las personas comprendiesen que los mensajes de odio hacia los deportados no tienen sentido ya que «no son criminales».
«Somos personas deportadas ayudando a personas deportadas», sentenció Ana Laura.
Ahora, con la cuarentena, se han dado a conocer y han recibido pedidos de hasta 400 mascarillas, gracias a su avances con la serigrafía y la costura.
Los cubrebocas son de diferentes tipos, algunos llevan dibujos estampados o mensajes reivindicativos como «Migranta», y todos constan de dos capas de tela y una de filtro.
REINSERCIÓN ANTE UN DRAMA INVISIBLE
Son solamente dos personas fijas, Ana Laura y Gustavo, las que sacan adelante Deportados Brand, pero son muchos los que pasan por el colectivo, ya que uno de sus principales objetivos es «que la gente se reinserte, entonces esto es una parada en el camino para seguir adelante», explicó la mujer.
Gustavo decidió quedarse en Deportados Brand por todos los conocimientos que adquirió, por su vocación para ayudar a compañeros deportados y porque este proyecto le cambió la vida.
«El colectivo y el taller me han abierto las puertas en muchos lados, he aprendido mucho y esto es una labor de concientizar sobre la deportación y lo que está detrás. Esto me ha cambiado la vida y eso me motiva a seguir haciendo esta labor», explicó a Efe Gustavo.
Tanto para él, que vivió 17 años en el estado de Washington y fue deportado hace 4 años, como para Ana Laura, la función de concienciación del colectivo es lo más importante, ya que cada vez se topan con mayor opacidad por parte del Gobierno de México liderado por Andrés Manuel López Obrador y las cifras no disminuyen.
«Las deportaciones nunca han parado, lo que cambió coincidiendo con el cambio de administración es que se empezó a hablar menos del tema y desaparecieron programas, lo que dificulta la reinserción de nuestra comunidad», detalló Ana Laura.
También dijo que desde el inicio de la «Era Donald Trump», presidente de Estados Unidos desde enero de 2017, hay muchas personas que tienen arraigo y una vida hecha en Estados Unidos y son forzadas a volver a sus países de origen por no tener los papeles en regla.
El pasado 18 de marzo, Trump confirmó que negará la entrada a su país a todos los solicitantes de asilo debido a la crisis del coronavirus.
Asimismo, Ana Laura explicó que las deportaciones de personas que como ella no pasaron por un centro de detención no entran en las estadísticas.
Y se quejó de que desde hace un tiempo las autoridades dejan a la mayoría de deportados en la frontera en lugar de devolverlos a sus lugares de origen.
Por todo eso, personas que como ellos llegan a México prácticamente con lo puesto se unen como comunidad.
Deportados Unidos en la Lucha también ayuda a deportados a llegar hasta Ciudad de México, a buscarles un albergue e incluso buscan material de higiene personal y ropa.
Entre enero y febrero de 2020 fueron repatriados 37.215 mexicanos desde Estados Unidos. Entre 2017 y 2019 regresaron a México 581.991 mexicanos repatriados desde el país gobernado por Donald Trump.