México.- México tiene 3.442 casos de COVID-19 confirmados con las prueba diagnóstica y 194 fallecidos. Sin embargo, las autoridades estiman que la cifra real de enfermos es ocho veces mayor, hasta los 28.000 casos. ¿Cómo se explica esta diferencia?
Frente a las críticas de que México es uno de los países del mundo que menos test realiza, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, sostiene que el país aplica un sistema llamado "modelo centinela" que permite rastrear la enfermedad sin hacer pruebas masivas a la población.
Asimismo, y ante la polémica, este jueves el Gobierno anunció que se van a adquirir alrededor de 300.000 pruebas de detección de COVID-19 que se repartirán entre los estados. Ello sin renunciar al modelo centinela.
¿Qué es el modelo centinela?
Este sistema de vigilancia epidemiológica, utilizado en el país desde 2006 para el control de la influenza, busca optimizar recursos, de modo que se hace la prueba a un segmento de la población y, posteriormente, se calcula el alcance real de la enfermedad.
"Es un modelo que admite que no se pueden encontrar todos los enfermos y se tiene que ajustar para determinar cuál es el verdadero número en la población", explicó este viernes a Efe el doctor Alejandro Macías, excomisionado para la atención a la influenza en México.
En el país hay 375 unidades en hospitales y centros de salud que hacen la prueba de COVID-19 a aquellas personas que tienen síntomas graves de la enfermedad y que sirven de muestra como si fuera una encuesta.
Con base en estudios sobre afectaciones respiratorias en todo el país, la Secretaría de Salud estima que el número de enfermos es 8,2 veces mayor a los casos detectados en estas pruebas, aunque algunos investigadores creen que el número real puede ser 10 o incluso 20 veces mayor.
¿Es eficaz este sistema?
El subsecretario López-Gatell sostiene que en una epidemia "no es factible" dar seguimiento a todos los enfermos y subraya que es más relevante conocer cómo se propaga la enfermedad y a qué grupos afecta en lugar del número total de casos.
Según Macías, la vigilancia centinela es un modelo "útil" para el control de enfermedades más conocidas, como la influenza, pero en el caso del COVID-19 "la evidencia internacional dice que los países que han hecho más pruebas y más tempranamente les ha ido mejor", como Corea del Sur.
"La autoridad dice que no quiere hacer muchas pruebas, que no es útil. Pero va en contra de la evidencia internacional", dijo.
El investigador advirtió que se desconoce quiénes son los miles de enfermos que no se han sometido a la prueba de COVID-19 y por tanto "están en la comunidad transmitiendo la enfermedad".
En la misma línea, el epidemiólogo Rogelio Navarrete agregó que el objetivo de los médicos debe ser identificar el coronavirus SARS-CoV2 y que "lo ortodoxo es que toda persona que cumpla criterios debe hacerse el estudio y mantenerle en aislamiento".
"Eso es costoso para los ministerios de salud y lo que hacen es optimizar recursos", señaló sobre el modelo centinela.
¿Por qué hay una diferencia tan grande con Estados Unidos?
La diferencia en la forma de contabilizar los casos es un factor que explica que México tenga muchos menos enfermos confirmados que Estados Unidos, donde el número de contagios confirmados de COVID-19 roza el medio millón.
"Si en un lugar se realizan más pruebas diagnósticas, se tendrán más números de casos comparado con el lugar donde solo se realiza a cierta proporción de pruebas y no a todos los casos sospechosos o asintomáticos", evidenció Navarrete.
Además, señaló que hay muchos otros factores como el tipo de población, la respuesta de la gente a las medidas de distanciamiento social o los recursos sanitarios de cada país.
En ese sentido, Macías subrayó que Estados Unidos "tiene mucha más migración y movilidad internacional" que México, por eso una ciudad tan cosmopolita como Nueva York es precisamente el mayor foco de la enfermedad en el país.
¿Cuánto durará la pandemia en México?
Todavía no se vislumbra en México el pico de la pandemia, que llegó al país a finales de febrero y que el Gobierno ha afrontado con el cierre de la mayoría de actividades económicas en abril y exhortando a la población a estar en casa.
"Aún no hemos visto nada en México", sostuvo Macías, quien explicó que la curva de contagios todavía está en fase de aceleración, para luego estabilizarse y comenzar a reducirse en un proceso que durará al menos dos meses.
"En México hay un distanciamiento 'light', no se le obliga a nadie. Con una mayor intensidad de la epidemia, probablemente habrá más acciones. El problema es que los resultados del distanciamiento social no se ven hasta los 15 días", expresó.
Para Navarrete, la mejor forma de combatir la enfermedad es con la inmunidad, por lo que "los institutos más prominentes en el desarrollo de vacunas deben disponer de recursos y trabajar a marchas forzadas".
"Si no logramos que la enfermedad entre más lentamente, México va estar tan mal o peor que Italia. Lo sabremos a finales de abril o a principios de mayo", concluyó Macías.