Aguascalientes.- A decir de Ramiro, lavacoches callejero, el de los trabajadores independientes es uno de los sectores más afectados por todo lo que sucede en torno a la epidemia del coronavirus.
Por un lado, “se nos cayó el trabajo porque la gente se está cuidando”, y por el otro, “nos ataca el hambre con más fuerza y por eso al menos yo no desisto en el intento de darle al jale”, señala para tratar de justificar su desacato a la cuarentena.
Mientras se entretenía lavando un vehículo y cuidando cada detalle “para dejar satisfecho al patrón”, el lavacoches dijo que ahora más que nunca está obligado a aplicarse en su labor, puesto que desde que se le pidió a la gente quedarse en casa sólo está lavando a lo mucho dos o tres vehículos por día, cuando llegó a lavar hasta 20 o más en una buena jornada.
“No me puedo quedar en la casa porque me aburro y porque me entra la desesperación, pero pues también la tripa no sabe lo que es el coronavirus ni tampoco los riesgos que se corren andando en la calle. El hambre es canija, por eso no dejo de trabajar y también porque al menos a mí nadie me ha preguntado si necesito un apoyo o cuando menos una despensa para asegurarme la comida del día”, dijo al momento de hacer una pausa en su labor para tratar de cuadrar sus ideas.
En el cruce de Galeana y T. Chávez, punto que por décadas tuvo mucha vida, actividad o movimiento por ubicarse en esa zona lo que fue el Hospital Hidalgo y una funeraria que también desapareció del lugar, Ramiro aseguró que su trabajo es necesario “para la gente a la que le ofrezco mi servicio y para mí, porque de mi actividad sale para mantenerme y para comprar lo que necesito para desempeñar mi trabajo”.
“Aunque lo quisiera, la verdad es que no puedo quedarme en casa, pues yo necesito trabajar y hay quienes necesitan mi trabajo, aunque la verdad es que ahora más que nunca la cosa se me ha complicado porque la gente anda asustada y no sale, al menos como antes, por eso es que para mí hay menos chamba”, indicó.