México, 17 mar (EFE).- La artista mexicana Lila Downs, quien actualmente vive en el sur de México, en su tierra natal Oaxaca, consideró este martes en una entrevista con Efe que los intercambios culturales son esa fuente de sensibilidad inagotable que tanto necesita el ser humano.
«Yo siempre estoy buscando intercambios. Ahora vivo en Oaxaca y estoy intentando traer a grandes músicos como por ejemplo (el trompetista) Winton Marsalis. Con esto todo el mundo crece y tiene posibilidades de hacer intercambio, que nos hace crecer en todos los sentidos y es importante para la sensibilidad del ser humano», detalló.
Desde que inició su carrera musical en la década de 1990, la oaxaqueña ha navegado entre diferentes estilos, desde la cumbia hasta el rock, pasando por boleros, pop o música en lenguas indígenas de México.
En su más reciente disco, «Al Chile» (2019), la cantante se enfocó en reivindicar los derechos de los migrantes que llegan a Estados Unidos, con una mezcla de géneros que iban desde el corrido mexicano, la cumbia colombiana hasta la balada.
Este jueves la cantante, productora, antropóloga y activista publicó una edición especial de este último trabajo que incluye nuevos temas, el documental «El Son del Chile Frito», además de un «chilario», ya que en el disco tiene una gran importancia la gastronomía mexicana.
«Desde hace tiempo habíamos planeado hacer algo porque hicimos la película documental pero no sabíamos de qué manera planeaba la disquera sacarlo. Es una película interesante sobre el proceso de la másica. Empezamos en Ciudad de México, luego fuimos a la región zapoteca del istmo (en Oaxaca) y luego al lugar donde vive mi madre (Tlaxiaco)», detalló.
Durante toda su carrera, Downs ha mostrado una gran conexión con sus raíces y un afán por, desde su postura, mantener viva la cultura de los pueblos indígenas y de diferentes regiones de su país.
Además, conecta regularmente a músicos mexicanos de múltiples lugares -y también internacionales- para que aprendan los unos de los otros y puedan compartir conocimientos, sonidos y estilos.
«Estamos tratando de incorporar en nuestros eventos a bandas de niños y bailarines de diferentes comunidades cuando vamos a algún lugar en México. También apoyamos a un café donde vienen a tocar músicos del folclor y de fusión, los apoyamos para que empiecen con sus proyectos», detalló.
Downs siempre disfruta de investigar nuevos sonidos y aprender de artistas de otros lugares, y así se imagina en unos años: descubriendo más estilos y sonidos y profundizando en los que más le gustan.
«Creo que ahora me interesa hacer cosas con jazzistas porque no lo he hecho antes. Aunque quizá no sea de los discos más vendidos, pero puede ser interesante. Quizá con músicos clásicos, ya que es otra área de la que vengo como formación», comentó la artista.
Actualmente, según consideró Downs, es más habitual que los músicos salten de un género a otro, lo que resulta enriquecedor y puede acercar a personas que antes no se habrían acercado por el prejuicio de «pertenecer a diferentes ambientes».
La cantante se siente actualmente muy afortunada de vivir en su tierra natal, lo que le ha dado la oportunidad de conocer muchos lugares y personas pero también ha significado un reto.
«Allí tengo la posibilidad de ir a comunidades cerca del Valle de Oaxaca, conectarme con la gente, las mujeres, el barro, la cerámica… También de estar con la madre naturaleza. Yo gozo del privilegio de ser alguien que la gente conoce, pero me toca de vez en cuando ser una mujer más en la calle, en la cola del banco y me doy cuenta de que hace falta que se nos respete como mujeres», terminó.
Downs comenzó su carrera artística en la década de 1980 y fue hasta 1994 que grabó su primer álbum como solista y artista independiente, resaltando sus raíces oaxaqueñas añadiendo canciones en lenguas indígenas como el mixteco y zapoteco, provenientes de su región.
La compositora mexicana estudió antropología en Estados Unidos, complementó sus estudios en Oaxaca en la Academia de Bellas Artes y culminó su preparación musical en la ciudad de Nueva York.
Fue con su disco «La Sandunga»(1999) con el que llegó a la fama y desde entonces ha grabado diez discos más.
Su carrera se caracteriza por su interés en reivindicar sus raíces mexicanas haciendo énfasis en los pueblos originarios así como en el rescate de la música regional de Oaxaca.
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