México, 7 feb (EFE).- Más de 300 voluntarios, en su mayoría familiares, buscan desde este viernes y por dos semanas desaparecidos en el oriental estado mexicano de Veracruz, una de las zonas más afectadas por ese crimen en México, un país en el que hay 61.637 desaparecidos, según las cifras oficiales.
«Las familias, con un profundo dolor, con un profundo hueco, han dejado sus casas para regalarle quince días de esperanza al país e intentar reconstruir la parte que nos toca», explicó Juan Carlos Trujillo, hermano de desaparecidos, en la presentación de esta Quinta Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
En estas brigadas, cuya sede se instaló en Papantla, al norte de Veracruz, participan 74 colectivos sociales de 21 estados de la República.
Las tareas de búsqueda, explicó Noé Amezcua, del Centro de Estudios Ecuménicos, están organizadas alrededor de tres grandes ejes de intervención: la búsqueda en el campo, la búsqueda en vida y la identificación forense.
Además, para estas expediciones se ha ampliado el espectro y también se realizarán pesquisas en escuelas y en iglesias.
En el mes de enero, una avanzada ya estuvo explorando el terreno y, precisó de nuevo Trujillo, definió que habría «muy pocas posibilidades de encontrar cuerpos porque se detectaron algunos campos de exterminio».
DENUNCIAN FALTA DE APOYOS
Estos activistas sociales se lanzan a la búsqueda de sus familiares ante la inactividad que denuncian por parte del Gobierno mexicano, que a su parecer no ha hecho avances significativos en la materia bajo la batuta de Andrés Manuel López Obrador.
«Nos hemos visto obligados a buscar formas para recabar fondos para poder ayudarlos. Créanme que jamás imaginé tener que llegar a esto», denunció María Herrera, madre de Juan Carlos Trujillo y, por tanto, de desaparecidos.
Herrera, de la asociación Enlaces Nacionales, recalcó una disparidad entre las buenas palabras de López Obrador y su poca actuación.
«Considero una burla de parte de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) que dijo que iba a apoyar y hay unos apoyos de 100 pesos (5,33 dólares). Digan ustedes si no es una bofetada», lamentó en referencia a las ayudas al desplazamiento ofrecidas a algunos familiares de víctimas.
Del mismo modo, su hijo aplaudió algunos avances tanto de la CEAV como de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), pero destacó por encima de todo la falta de esfuerzos. «Para tener una desgracia como la que vive el país, 43 personas que trabajan en la CNB no van a solucionar el problema», lanzó.
Desde el inicio del mandato de López Obrador, el 1 de diciembre de 2018, hasta el cierre del 2019 desaparecieron en México 5.184 personas, según las cifras oficiales de la Secretaría de Gobernación.
La brigada no solo tiene como objetivo encontrar a desaparecidos, sino que pretende ser «un mensaje de paz fuerte y contundente», explicó el activista de la ONG Marabunta Miguel Barrera.
«Cada vez que (los familiares) hacen búsqueda de desaparecidos, es para recuperar la paz para ellos, pero también ayuda a trascender su propia historia», dijo Barrera, quien insistió en dejar claro que se busca a las personas y no a los responsables.
La seguridad durante las investigaciones es una de las preocupaciones de los participantes, que estarán acompañados por la Guardia Nacional y la Policía Federal, además de tener protección municipal en algunos casos.
LOS RIEGOS INHERENTES
César Ortigoza, del Grupo Armadillos Búsqueda y Rescate, afincado en San Diego (California), reveló los peligros a los que se vio envuelto en alguna otra tarea de recuperación de cuerpos.
«En Cuerpo Peñasco (Sonora) encontramos alrededor de 7 cuerpos, pero tuvimos que parar esa búsqueda porque nos salió un grupo de sicarios», relató.
Ante esta situación, Virginia Garay, del Colectivo Nayarit, destacó que cualquier detalle puede importar en la localización de una persona y que se puede dar información de manera anónima.
Se hagan muchos avances o no, los activistas harán algunos actos de memoria durante las pesquisas, tales como poner placas con los nombres de los desaparecidos en instituciones públicas, para humanizar el fenómeno de las desapariciones.
«Entre los principales retos, está esa reconstrucción del tejido social», resumió Garay.