México, 15 feb (EFE).- Decenas de corazones volvieron a ser pintados este sábado en el muro fronterizo metálico que separa San Diego (EE.UU.) y Tijuana (México), en un evento convocado por el artista independiente Enrique Chiu.
Jóvenes, niños y adultos comenzaron a llegar con brochas y pinceles, así como con mucho entusiasmo para formar parte de una de las actividades del conocido Muro de la Hermandad, que se ha pintado tres años seguidos.
A través de las redes sociales Enrique Chiu movilizó a las personas invitándolos a participar de forma voluntaria para, todos juntos, llenar los barrotes metálicos del muro con los corazones de este mes de febrero, el mes del amor.
El artista se mostró satisfecho por los tres años del Muro de la Hermandad, y aunque al principio creía que las personas desertarían del apoyo solicitado, cada semana son más y más personas las que se le unen de forma que ahora sus actividades las realiza todos los meses.
Eiza González, es una de las actrices mexicanas que más veces ha acudido a pintar el muro: en al menos cuatro ocasiones ha pisado Tijuana al fin de plasmar algún mensaje o algún dibujo sobre esta frontera, ubicada en Playas de Tijuana.
Son decenas de artistas, dijo Chiu, los que han acudido a esta zona de la ciudad fronteriza para formar parte del muro, y según añadió, en un futuro se espera la llegada del cantante Alejandro Fernández y el actor Luis Fernando Peña, entre otros.
El Muro de la Hermandad está hecho a base de esfuerzo y amor, según Chiu, ya que no se busca ser un movimiento político ni tampoco conseguir fondos de organismos, sino que se desea el apoyo de los ciudadanos.
Hace tres años solicitó al gobierno estadounidense el permiso para estas actividades y se lo concedieron a condición de realizarlas sólo en territorio mexicano, con lo que se ha convertido así en el único y primer artista con autorización para intervenir en el muro fronterizo.
Música en vivo, comida, convivencia familiar, es lo que se percibe en cada encuentro que realiza Enrique Chiu para pintar en el muro que divide a los dos países, al que también se le han sumado escuelas universitarias y diversas instituciones públicas y privadas.
Según indicó, a Enrique Chiu no le pesan los cerca de 9.000 dólares que lleva invertidos hasta la fecha, al ver el resultado y la unión que hay entre las personas que piden un alto a la construcción de más muros divisorios.
En esta ocasión, además de poder escribir mensajes o sus nombres, los participantes eligieron el color de sus respectivos corazones, incluido el negro reflejo quizá de su tristeza, u otros como el azul por el autismo, el naranja por la lucha contra el cáncer infantil o el clásico rojo.