Cancún (México) 18 feb (EFE).- Hace algunos años hacer esnórquel o bucear en el Caribe mexicano era sumergirse en un paisaje submarino de color y vida, pero la contaminación, la crisis climática y el síndrome blanco lo transformaron en un ambiente desolador que se propaga en el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM).
La gravedad se ve en el Reporte de Salud 2020 de Healthy Reefs que subraya que el estado de salud del Arrecife Mesoamericano, -el segundo de mayor extensión en el planeta después de la Gran Barrera Australiana-, es malo y presenta un acelerado ritmo de deterioro.
Melina Soto, coordinadora para México de Healthy Reefs, indicó que por primera vez en 12 años el Índice de Salud Arrecifal (ISA) arrojó niveles alarmantes.
De los 286 sitios que son vigilados en el SAM, que comprende México, Belice, Guatemala y Honduras, sólo el 1 % tiene «muy buena salud», mientras que el 16 % está en estado crítico y el 46 % ya tienen una calificación de salud mala.
«Los mayores descensos son en Honduras, donde los sitios en donde el estado de salud del arrecife era bueno cayeron del 20 % al 4 % y los sitios críticos aumentaron del 6 % al 15 %», advirtió.
Las malas condiciones que presentan los arrecifes, explicó, están relacionados con la crisis climática, la pesca, la tala, la contaminación de plástico, la falta de tratamiento de aguas residuales y, en el caso de México, el avance del síndrome blanco.
«El síndrome blanco se detectó en México desde julio de 2018 y llegó al norte de Belice en 2019. Esta enfermedad ya mató más del 30 % de las especies de coral en tan sólo un año».
El reporte señala el grave riesgo que enfrentan más de 22 especies de coral, y pone como ejemplo el «Coral pilar», pues el 90 % de estos ejemplares han muerto por el síndrome blanco. «El síndrome blanco es la enfermedad de coral más letal que se ha registrado», asegura.
Ante este panorama, Soto insistió en la importancia de dar continuidad a los tratados internacionales para hacer cumplir la legislación que protege a los arrecifes.
CORALES Y TIBURONES DORMIDOS
Los mismos especialistas a cargo del análisis de los datos advierten que la situación en el Caribe mexicano es de «extrema urgencia» pues casos como el de Cozumel son un claro ejemplo del ritmo acelerado de deterioro en las colonias de coral.
Y es que de forma silenciosa, la falta de peces en los arrecifes de coral que equilibran la cadena alimenticia ha causado que otras especies abandonen la zona, como lo hicieron los tiburones dormidos que encontró en una cueva una de las expediciones del investigador francés Jacques-Yves Cousteau.
Los pescadores de Isla Mujeres comentan que los tiburones dormidos de la cueva dejaron de llegar ante la falta de alimento y se fueron a buscarlo a otra zona.
El estudio que contiene muestras extraídas de marzo a octubre de 2018 en 286 sitios considerados como de mayor relevancia a lo largo de los más de 1.000 kilómetros del sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) arroja un panorama más claro del grave riesgo que enfrenta el ecosistema marino.
LA AFECTACIÓN DE COZUMEL
Hasta octubre de 2018, la zona de arrecifes que rodea la isla de Cozumel, uno de los principales destinos internacionales de buceo, presentaba un estado de conservación «bueno» pero hacia finales de 2019 las zonas de arrecifes de Palancar y Colombia tuvieron que ser cerradas parcialmente a la actividad turística.
La zona cerrada incluye El Cielo, un banco de arena de gran belleza natural debido a la poca profundidad, la claridad del agua y la presencia de numerosas estrellas de mar.Los prestadores de servicios turísticos reportaron grandes pérdidas.
Para Alejandro López Tamayo, coordinador de Investigación de la organización no gubernamental Centinelas del Agua, los arrecifes de coral de Quintana Roo ya están en situación de emergencia ambiental debido al mal manejo de aguas residuales.
López Tamayo hizo un llamado para acelerar los procesos de tratamiento de aguas residuales y la cobertura del drenaje sanitario a lo largo de toda la zona urbana cercana a la costa.
El especialista considera que la falta de atención del sector público pone en riesgo el cumplimiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible, iniciativa impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para dar continuidad a la agenda de desarrollo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).