Madrid, 20 feb (EFE).- El amor imposible que relata «Doctor Zhivago», la obra maestra del Premio Nobel de Literatura ruso Boris Pasternak prohibida en la URSS, fue una grandiosa arma de propaganda para la CIA, una historia que rescata la novelista Lara Prescott de una época en la que se pensó que la literatura podía cambiar el mundo.
La escritora norteamericana Lara Prescott (Pittsburgh, 1981) debe precisamente su nombre a esa historia de amor prohibido que inmortalizó Pasternak, la de Yuri Zhivago y Lara Antípova, y a esa novela con la que creció.
Por eso, cuando la CIA desclasificó en 2014 los documentos en los que se demostraba cómo había sido utilizada para debilitar a la URSS en plena Guerra Fría, decidió que tenía que escribir esta novela que es «un libro sobre un libro», según explicó este jueves Prescott en Madrid.
«Los secretos que guardamos», publicada en español por Seix Barral, es la novela que cuenta los pormenores de esta operación de la CIA de introducir en «territorio enemigo» la novela de Pasternak, prohibida en la URSS a pesar de que era el poeta ruso más famoso de la época, para hacer ver a los soviéticos lo irracional de la postura de su gobierno.
Una operación de espionaje en la que las mujeres tuvieron un papel determinante, al igual que lo desempeñó la amante y agente de Pasternak, Olga Vsévolodovna Ivinskaya, en la publicación de la novela.
Una mujer que sufrió las represalias que el Estado soviético no pudo tomar con el poeta de culto, de tal forma que Olga fue condenada en dos ocasiones al Gulag por su relación con Pasternak.
Por eso, Lara Prescott opina que sin esta mujer quizá «Doctor Zhivago» no habría llegado a existir: «Olga estuvo a su lado, inspirándole y ayudándole a pesar de las presiones que recibió».
Pasternak comenzó a escribir la historia de Yuri y Lara hacia 1940 y no estuvo terminada hasta 1955, un amor imposible que sirvió de excusa al escritor para narrar la historia de su país durante las primeras décadas del siglo XX, la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa.
La novela del afamado escritor, cuyos poemas eran recitados de memoria por todo el país, tuvo la oposición del Comité Central del Partido Comunista, pues consideraba que la novela escondía una fuerte crítica al Estado que no podían permitir.
El manuscrito llegó al editor italiano Feltrinelli tras una complicada operación en 1956 y «Doctor Zhivago» se publicó en Europa. No así en la URSS, donde no vio la luz hasta 1988, con Gorbachov ya en el poder.
Y cuando la CIA se hizo con un ejemplar, descubrió en la novela un arma poderosa de propaganda.
Si lograba introducir la novela en la Unión Soviética, los rusos verían que su Gobierno obstaculizaba la creación de sus autores e impedía su reconocimiento a nivel internacional: «eran tiempos en los que se pensaba que la literatura podía cambiar el mundo», dice Prescott.
«Cuando la novela se filtró en la Unión Soviética, muchos la leyeron tras conseguirla en el mercado negro, se la pasaban de unos a otros y el que estuviera prohibida la hacía más codiciada todavía», señala la autora, que ha buceado en los textos desclasificados de la CIA y de la KGB sobre esta operación.
Antes, la Academia Sueca había concedido el Premio Nobel a Borís Pasternak en 1958 y aunque el escritor envió un telegrama de respuesta donde afirmaba estar «enormemente agradecido», se vio obligado a rechazarlo posteriormente, atacado por el Kremlin.
En realidad, considera Prescott, «Doctor Zhivago» no contenía en sí una crítica muy dura pero Pasternak retrataba las consecuencias de la revolución rusa en términos de experiencias personales y por eso se consideraba subversivo.
Por este motivo, cuando la terminaban de leer en la Unión Soviética no comprendían por qué estaba prohibida, considera Prescott, que cree que la censura de autores ha vuelto en la era de Putin.
Junto a la historia de la publicación de la novela, la autora norteamericana relata la operación que llevó a su introducción al otro lado del telón de acero a través de dos mujeres que trabajaban en la CIA.
Unas historias de ficción basadas en los personajes que llevaron a cabo la operación y sobre las que no se sabía nada «porque no se habla nada de las mujeres de la CIA en los libros de historia», solo de los hombres, indica.
Al igual que «Doctor Zhivago» fue adaptada al cine, «Los secretos que guardamos» será llevada a la gran pantalla por The Ink Factory y Marc Platt Productions.
Carmen Naranjo