Viña del Mar (Chile), 25 feb (EFE).- Puntual y con una eterna sonrisa, la «Diva de América», como se conoce a la cantautora mexicana Ana Gabriel, cantó este martes por cuarta vez en su carrera en el Festival de Viña del Mar, donde encandiló con su romanticismo a sus más fieles seguidores y pidió «orar» por Chile.
Con un vestido negro con flores estampadas y ante el totalmente entregado público del anfiteatro de la Quinta Vergara, la artista, de 64 años, comenzó con «Destino», tema incluido en su disco «En vivo», de 1990, un repertorio que navegó entre la balada y la canción tradicional mexicana.
«Ayer fue la noche de las mujeres. Hoy son de los recuerdos. ¡Y no porque seamos viejas!», dijo la intérprete antes de recibir un «¡nooo!» rotundo de su público, durante la 61 edición del festival chileno, que se extenderá hasta el viernes próximo.
UN INESPERADO DISCURSO
Al término de cantar con su inimitable voz rasgada eso de «Dices que me amas, que no vives si no estas conmigo…», versos de su tema «Mar y Arena», María Guadalupe Araujo -su nombre real-, agarró una bandera de Chile con la mano y lanzó un extenso discurso.
«Viendo la situación de mi país, viendo la situación que continúa en esos países tan hermosos como Venezuela, Nicaragua, Honduras, se me llenó el alma de una tristeza tan grande de ver a mi Chile de esta manera», comenzó diciendo al terminar la cuarta canción de la noche, con una bandera del país austral en la mano.
Tras sus presentaciones en 1992, 1995 y 2014, Ana Gabriel desembarca de nuevo en Viña en un delicado momento para Chile, donde hace cuatro meses se produjo un estallido de protestas en las calles que claman por cambiar el modelo socioeconómico del país para lograr mayor igualdad social, y contra el Gobierno del conservador Sebastián Piñera.
La mexicana se mostró tajante: «Espero que las cosas vuelvan como lo tenía yo siempre en mi alma».
«No me gusta la política pero tampoco acepto que le hagan daño a los pueblos. No lo puedo aceptar, como no acepto lo que está pasando en México», confesó, y pidió «orar» para que «se arregle Latinoamérica». «Porque realmente el ultimo país que yo pensé que fuera a caer en las manos y garras de algunos pocos, cayó», sentenció.
«Así es que amigos chilenos, no se dejen. Recemos por este país», concluyó ante un público que gritaba fuerte la consigna «Chile despertó».
EL INFALTABLE MARIACHI
Luego de desgranar el enérgico tema «Baila el reggae», de su quinto álbum, «Quién como tú», de 1989, un grupo de mariachis se instaló en el escenario para acompañar a «la diva» en una serie de temas que comenzó con «Tú lo decidiste», con el público totalmente entregado.
Los gritos de «¡ídola, ídola! por parte del «monstruo» -como se conoce al público del festival- se mezclaron con los carteles con mensajes de apoyo a la mexicana y los regalos que sus seguidores empezaron a darle desde la primera fila. «¿Esto no es política verdad?», preguntó al ver las pancartas.
También el estribillo de «A pesar de todos, te amo», se convirtió en una prueba de fuego para el público, que coreó en solitario con su admirada cantante mirando emocionada.
CON LA EMOCIÓN A FLOR DE PIEL
Una particular versión, con aires de flamenco, de «No me digas», canción que cantó Rocío Durcal a finales de la década de 1990, incrementó la emoción en un recital en el que su protagonista pocas veces perdió la sonrisa.
«Luna», dedicada a los seres queridos fallecidos y «Hasta que te conocí» ejercieron de antesala para la entrega a la cantante, por parte de los presentadores del festival, de la Gaviota de Plata, tras la que el público empezó a gritar «Oro, oro, oro». Esta llegaría minutos más tarde.
«Mi publico es el público más fiel», llegó a reconocer la carismática artista.
Con «Quién como tú», uno de sus principales hits, «Simplemente amigos», que cantó cubierta con la bandera de Chile, y «Ay! amor», ya se iba respirando el final definitivo, que llegó con «En la oscuridad», que apagó, al menos por el momento, el periplo de Ana Gabriel en su amada Viña del Mar. Rodrigo García