Barcelona.- Un gol de Ivan Rakitic en el minuto 71 dio la victoria al Barcelona ante el Athletic Club (1-0) y mantiene a los azulgranas con opciones de revalidar el título de LaLiga Santander, competición que vuelve a liderar a la espera de lo que haga este miércoles el Real Madrid contra el Mallorca.
Pese a la victoria, pinta mal este Barça. Sin energía, sin espíritu, sin alma. Y sin el cobijo del Camp Nou. Aunque quién sabe si, tal como está el equipo de Setién, jugar a puerta cerrada en su propio estadio y ahorrarse los pitos de su afición es un analgésico para tanta depresión.
Salió mejor el Athletic, que solo conocía la victoria esta temporada ante los azulgranas, a los que ya ganó dos veces en San Mamés: en la Liga y en la Copa. Y que, hasta esta noche de San Juan, tampoco sabía lo que era perder en la «nueva normalidad» de la competición.
Nada más empezar, Ter Stegen tuvo que intervenir para evitar que acabara en gol un centro envenenado de Unai López. Lo probó Balenziaga desde la frontal, Williams remató desviado en una contra visitante y Yerai conectó alto un cabezazo a otro centro de Unai López.
Los anfitriones tenían la posesión pero no inquietaban a un Athletic al que le bastaba con cerrar los pasillos interiores y regalar las bandas que, ha día de hoy, solo transitan con cierta indolencia los laterales azulgranas.
La receta ni es una genialidad táctica ni lleva la firmae exclusiva de Garitano. En realidad es la que, a día de hoy, cocina cualquier equipo que se enfrente a este inoperante Barça.
Los azulgranas ni siquiera pusieron a prueba a Unai Simón en toda la primera mitad. Un tiro demasiado cruzado de Luis Suárez antes al cuarto de hora y un disparo que Messi envió, quizá de pura rabia e impotencia, al quinto anfiteatro del estadio al filo del descanso fue todo el caudal ofensivo del cuadro catalán.
Unai Simón tapó un remate a bocajarro de Griezmann al inicio de la segunda mitad. Dominaba más el Barcelona y el Athletic, algo más exigido, se vio obligado a dar un paso atrás.
Setién decidió por fin mover el banquillo e inyectó algo de energía y dinamismo al equipo, primero con Riqui Puig y luego con Ansu Fati. El joven punta hispano-guineano, que relevó a un de nuevo anodino Griezmann, tuvo la primer nada más entrar: un remate de cabeza que se marchó por encima de larguero.
Quedaban veinticinco minutos para el final y el Barcelona se fue a por el partido. Lo hizo con escasa lucidez, poca inspiración y aún menos acierto, pero al menos con más deseo que su rival. Y el 1-0 llegó casi por inercia.
Un ataque local mal rematado por Arturo Vidal y que Messi no subo resolver en el rechace acabó en las botas de Rakitic que, rompiendo desde la segunda línea, fusilaba a Unai Simon.
Un eslalon clásico de Messi, de esos en los que se perfila con la zurda para buscar la portería rival, se marchaba muy cerca del palo derecho de la meta del Athletic, poco después de la pausa para la hidratación.
Volvió a rozar el segundo Messi, pero ajustó demasiado una asistencia de Ansu Fati.
El cuadro vizcaíno, aunque con más timidez que en la primera mitad, intentó equilibrar el marcador a balón parado.
Raúl García no acertó a cabecear una salida en falso de Ter Stegen y Núñez cabeceó alto en el tiempo añadido ante de que el Barcelona tuviera la más clara de todo el partido: un doble remate de Arturo Vidal y Ansu Fati.
El primero se estrelló contra el meta del conjunto bilbaíno y el segundo lo rechazó el poste. El marcador ya no se movió. Tampoco le hizo falta al Barcelona, al que el gol de Rakitic le basta, aunque no le sobra, para seguir con vida en la competición.