Los Ángeles, 3 ene (EFE News).- Unas tarjetas de bolsillo con mensajes en nueve lenguas indígenas de México y Guatemala prometen este año reducir el muro lingüístico que existe entre la Policía de Los Ángeles y cientos de migrantes que no hablan español ni inglés.
La medida promovida por defensores de las comunidades indígenas como el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB) también ofrece talleres de información sobre el gran número de indígenas que viven en la ciudad y las razones por las que deciden migrar.
«Es un paso muy importante para que la Policía tome en cuenta a la población indígena migrante que vive en la ciudad. Un error en comunicación puede ser la diferencia entre la vida y la muerte», advierte a Efe Odilia Romero, vocera del FIOB.
Romero se refiere a la muerte del guatemalteco Manuel Jaminez Xum a manos de la policía angelina el 5 de septiembre de 2010.
El inmigrante, de 37 años, estaba intoxicado y se enfrentó con oficiales del LAPD con una navaja en la mano.
Los agentes ordenaron en inglés y español a Jaminez que soltara el arma, pero el guatemalteco solo hablaba K’iche y no obedeció, lo que llevó a los oficiales a dispararle, en un sucesosque originó una serie de protestas de la comunidad.
Romero recuerda que antes del fallecimiento del indígena los activistas ya habían advertido sobre esta problemática, pero la tragedia puso en evidencia las graves consecuencias de este muro lingüístico.
Para la Policía de Los Ángeles fue una dura lección, señala el comandante del Buró Sur del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), Alfred Labrada.
«Esto abrió los ojos a algunos agentes de que no todos los latinos hablan español», apunta a Efe.
Una serie de reuniones finalmente lograron unir a las autoridades con los líderes comunitarios para encontrar una solución, que ahora se concreta con estas tarjetas, ya en poder de los uniformados.
«Nos tomó más de diez años llegar a este acercamiento y tener estas tarjetas», resalta Romero sobre unas tarjetas que están escritas fonéticamente para que los agentes del LAPD puedan preguntar si habla alguna de las nueve lenguas catalogadas como las más frecuentes entre los migrantes indígenas.
Las tarjetas contienen mensajes en cinco lenguas indígenas de Guatemala y cuatro de México como k’iche, zapoteco, mixe, chanceo y mixteco, entre otras.
«Ofrece la oportunidad a los oficiales para saber inmediatamente que necesitan un intérprete o quizás encontrar en la comunidad asistencia en el momento», considera el comandante, quién promueve el programa entre sus oficiales.
Labrada añade que la medida también es una oportunidad para construir confianza con este sector de la comunidad migrante para que víctimas de delitos o testigos se decidan a colaborar.
Tanto las autoridades como los activistas son conscientes de la resistencia que existe por parte de los indígenas migrantes para relacionarse con la autoridad.
«Muchos ya vienen desde sus países con una falta de confianza en el gobierno y la policía, más las políticas del Gobierno federal sobre inmigración hace que prefieran mantenerse alejados de nosotros», puntualiza el comandante.
Romero entiende muy bien esta resistencia, pues cuando la oaxaqueña llegó a Los Ángeles solo hablaba zapoteco y lo que ella llama un español funcional, es decir, poco más que responder sí o no.
«Es un caos, porque los problemas de comunicación no solo son con la policía, es también en la escuela, en el hospital, con tu familia», insiste.
A las barreras de la comunicación oral también hay que sumar el analfabetismo de algunos migrantes, que impidieron crear tarjetas escritas para dárselas a los migrantes.
El programa estará apoyado por los cerca de 150 intérpretes con los que cuenta FBOI alrededor del país.
Sin embargo, estos intérpretes no dan abasto. El creciente número de indígenas que llegan a la frontera en busca de asilo y el gran número de lenguas dificultan la solitaria labor de estos activistas.
Por ejemplo para las lenguas mixes, FIOB tiene que recurrir a un contacto en Oaxaca que sirve de intérprete.
Esta labor de tejido social y de ayuda es la que entusiasma a Labrada: «Esto es el verdadero concepto de comunidad, todos estamos para ayudarnos, inclusive podemos recibir ayuda del exterior».
Por su parte, Romero espera que este ejemplo sea seguido por otros departamentos de policía a nivel nacional y en escuelas en un llamado que hace también extensible a la comunidad latina del país.
«Hay racismo por no hablar español, debemos comenzar por eliminar eso entre nosotros para poder avanzar con otros proyectos», indica.