México, 6 ene (EFE).- El Zócalo de la Ciudad de México se llenó este lunes de miles de niños para celebrar la llegada de los Reyes Magos en una fiesta en la que el Gobierno de la ciudad habilitó mil piñatas para que los niños tuvieran su regalo.
La jefa del Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, aseguró que «los niños y las niñas son la prioridad», por lo que aprovechó el evento para anunciar una nueva beca para los estudiantes de preescolar.
Junto a Sheinbaum, la presidenta del Consejo Honorario de Memoria Histórica y Cultural de México, Beatriz Gutiérrez Müller, reivindicó el legado de los Reyes Magos.
«Los Reyes Magos han sido por tradición los más generosos con los niños. Quienes les han obsequiado ilusiones, alegrías, esperanzas, amor, fraternidad, apoyo y comprensión. Han sido un ejemplo para los padres», subrayó Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para Elizabeth Luna, una de las asistentes a esta celebración en la Plaza de la Constitución, la fiesta de los magos de oriente no se queda solo en la ilusión de los más pequeños, sino que tiene también una connotación familiar.
«Está bien para unir a las familias y aparte para dar un regalo a los niños que no tuvieron la oportunidad de recibir un juguete. Y para los que no tuvieron una posada, que también puedan pegarle a una piñata», contó a Efe.
Las piñatas, que en el Zócalo se partieron de una en una durante toda la mañana, son un símbolo de identidad de la navidad mexicana, ya que se rompen en las tradicionales posadas, fiestas que se celebran los nueve días previos a Navidad.
Las piñatas originales son de siete picos porque cada uno representa un pecado capital y se rompen durante las posadas porque simbolizan la destrucción del mal, recordó Elizabeth.
Pero los protagonistas del día de Reyes, también en la principal plaza de la capital mexicana, fueron los niños como Edgar Mazán.
«He venido para hacerme una foto con los Reyes Magos», reconocía este pequeño de siete años, mientras sonreía sin parar.
Mazán, en medio del jolgorio del Zócalo, celebró los regalos que los tres personajes de oriente le trajeron hasta su casa: «Un reloj, una pista y un Wall-e» fueron su cosecha.