La Paz, 7 ene (EFE).- Bolivia y México sostuvieron este martes un primer acercamiento tras varias jornadas de fricciones diplomáticas con una reunión entre la canciller interina boliviana, Karen Longaric y el nuevo encargado de Negocios mexicano, Edmundo Font.
El ministerio de Exteriores boliviano informó en Twitter que el diplomático mexicano «visitó la Cancillería para realizar un saludo protocolar» a la titular de esa cartera de Estado.
«En la reunión, que duró más de hora y media, se trataron asuntos de interés común de los dos países», señala la parte final del mensaje difundido en redes sociales.
Este es el primer encuentro diplomático que sostienen los representantes del país sudamericano y el norteamericano tras la expulsión de la embajadora de México en Bolivia, María Teresa Mercado, anunciada el pasado 30 de diciembre.
Aquella ocasión la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, declaró «persona no grata» a la embajadora mexicana en un pronunciamiento que también afectó a un grupo de diplomáticos y funcionarios españoles.
La decisión boliviana se originó en la visita el pasado 27 de diciembre de los diplomáticos españoles acompañados de individuos «encapuchados» y «presumiblemente armados» a la embajadora de México, en su residencia en La Paz.
El Gobierno interino de Bolivia acusó a esos funcionarios de dañar la soberanía del país, al interpretar que hubo una intención de evacuar a exministros de la Administración de Evo Morales asilados desde noviembre en la residencia mexicana a los que acusa por delitos como terrorismo.
Las autoridades mexicanas reclamaron por el que consideraron un «asedio» de la Policía a sus dependencias en Bolivia aún cuando el Gobierno boliviano justificó que la seguridad se debía a un pedido de la embajadora y ante una posible protesta de grupos afines a Morales.
A pesar de la medida impuesta por el Gobierno de transición de Bolivia, México no obró en reciprocidad con los diplomáticos bolivianos en su territorio.
La tensión entre ambos países comenzó poco después del asilo que México otorgó al expresidente de Bolivia dos días después de su dimisión el 10 de noviembre pasado.
Bolivia acusó a México de infringir las normas internacionales del asilo al dejar que Morales realizara declaraciones en entrevistas, foros y ruedas de prensa sobre la situación política del país, en las que además denunciaba un golpe de Estado.
Las fricciones diplomáticas tuvieron un momento de mayor complejidad cuando a los pocos días de estar Morales en México se difundiera un video en el que supuestamente se escucha al exmandatario instruir el cerco a las ciudades bolivianas para quitarles la provisión de alimentos.
Ese incidente propició que en Bolivia se le abriera un proceso penal por terrorismo y sedición que incluye a ex altos mandos de Morales como los exministros Juan Ramón Quintana, Javier Zavaleta y Wilma Alanoca, junto a otros funcionarios que permanecen en la residencia de la embajada de México.