La Haya, 15 ene (EFE).- Holanda, el país de las soluciones sostenibles, se queda sin ideas para cumplir los objetivos de la UE y negocia a contrarreloj con varios países europeos la compra de derechos energéticos, en medio de otra lucha imposible, la de acatar la sentencia judicial que le exige reducir las emisiones en 2020.
A finales de este año, al menos un 14 % de la energía generada en los Países Bajos debe ser sostenible, de acuerdo con los objetivos establecidos por la Unión Europea (UE), pero lograr ese porcentaje es prácticamente imposible por lo que el país se ve amenazado con una multa millonaria desde Bruselas, reconoce el Ministerio holandés de Asuntos Climáticos.
El holandés es uno de los objetivos más bajos si se compara con sus socios europeos, donde algunos tienen la obligación de llegar a un 20% de energía sostenible, como es el caso de España, pero aún así está lejos de cumplirlo.
La solución será comprar «derechos energéticos sostenibles» a países que ya cumplen el mínimo exigido por Bruselas, e incluso lo exceden en un porcentaje suficiente como para venderlo en forma de derechos a países que no alcanzan la cifra reglamentaria.
Esto evitará la sanción a La Haya, pero no resuelve el problema interno de la excesiva dependencia de la energía no sostenible, mientras que recurrir a la alternativa de comprar derechos es políticamente incorrecto, más para un país considerado modelo de ideas sostenibles y de respeto al medio ambiente con las bicicletas como símbolo.
En declaraciones a Efe, el director de la Asociación Holandesa de Energía Sostenible (NVDE), Olof van Der Gaag, lamenta que el Gobierno «tenga que gastarse cientos de millones de euros en otros Estados porque no ha sido capaz de contar con la suficiente energía obtenida de fuentes renovables como el sol, el viento o la biomasa».
«Es decepcionante tener que hacer esto, hubiera sido mejor alcanzar nuestro objetivo porque necesitamos más energía renovable aquí. Somos de los peores en la Unión Europea y necesitamos mejorar mucho. Somos un país rico, así que tenemos capacidad de hacer más», asegura.
Subraya que «comprar energía verde», en lugar de generarla, es «perder oportunidades económicas y de trabajo en el sector renovable holandés» y, recuerda, los países que lo han hecho bien «merecen un aplauso», pero el dinero holandés «debería estar destinado a incrementar inversión aquí dentro; ellos ya han alcanzado sus objetivos».
Se calcula que Holanda se quedará este año en el 11% y, en 2021, en el 13%, por lo que podrá llenar el vacío comprando los excesos logrados, por ejemplo, por los países escandinavos.
Jos Cozijnsen, especialista en temas de Carbono en el Climate Neutral Group, no es tan crítico con su país. Según explica a Efe, hay que mirar a Europa como conjunto, y no a Holanda como país, y la directiva europea recoge la posibilidad de desarrollar proyectos sostenibles con otros países o transferir derechos si otro Estado supera su objetivo.
«Eso es algo positivo y demuestra que la cooperación dentro de la UE funciona. Esto es un conjunto. Nosotros, como Países Bajos, nos movemos mejor en químicos, otros lo harán mejor en energía sostenible. Nosotros damos en una cosa, y otros nos dan en otra. El objetivo sostenible es común a la UE, y hay que tratarlo como tal», subraya.
Además, recuerda que se está trabajando en los objetivos con la construcción en marcha de grandes parques eólicos en el mar, lo que debe garantizar que, para 2030, el país cuente con un 70 % de electricidad generada de forma sostenible, aunque el gas natural se siga utilizando para el suministro de calor.
Además de aumentar el uso de energía sostenible, Holanda debe reducir este año las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25 % frente a 1990, según una sentencia sin precedentes del Tribunal Supremo neerlandés, que basó su fallo en la Convención Climática de la ONU y el Convenio Europeo de Derechos Humanos, el cual obliga al Estado a proteger la vida y el bienestar de los ciudadanos.
Los analistas creen que Holanda volverá a recurrir a la misma «trampa» para cumplir la sentencia.
Cozijnsen lo ve como «una buena solución» porque es «aprender a usar mejor la flexibilidad legal», es decir, comprar crédito y derechos a los socios en Europa y fuera de ella, y convertir la lucha climática en «causa común», aunque reconoce que eso «necesita una interpretación legal buena y mucha valentía» del Gobierno nacional.
El aeropuerto Schiphol-Amsterdam está ya en plena renovación sostenible, según confirmó este miércoles su director general, Dick Benschop, quien seguirá las recomendaciones de una comisión oficial para limitar las emisiones de nitrógeno en 2030, lo que supondrá la renovación de la flota de aviones, un combustible más sostenible y autobuses eléctricos.
Por Imane Rachidi