Guadalajara (México), 18 ene (EFE).- Un escultor del estado mexicano de Jalisco transformó miles de armas vinculadas con actos delictivos en 21 esculturas, en la iniciativa «Impactos que dejan huella» para transmitir un mensaje de paz y conciliación.
Armas cortas, largas y hasta granadas, en un total de 12 toneladas, fueron convertidas en arte para mostrar que los humanos tienen armas más poderosas para hacerse escuchar como la literatura o el pensamiento, dijo a Efe el autor Álvaro Cuevas.
La familia de Cuevas ha pasado por diversos episodios violentos donde hubo muerte. En diversas fechas y momentos, su hermano fue agredido con un arma, algunos primos y tíos fueron asesinados.
Este infortunio llevó al escultor a plantearse la posibilidad de «limpiar» o «compensar» de alguna manera ese pasado familiar y crear a partir de ello.
En 2017, cuando representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) lo buscaron para ofrecerle transformar miles armas incautadas y entregadas por ciudadanos, supo que esa sería la vía para lograrlo.
«Es compensarlo a través de las armas, la forma en la que codifico mi arte, es una forma de sanar, en la que voy procesando la información, una vez digiriéndola voy compartiendo mi proceso», señaló.
Cuevas, de 45 años, comenzó a tener contacto con el armamento ya deshabilitado y supo que lo primero que debía hacer era «purificarlas».
Contó que llamó a sacerdotes y a curanderos quienes hicieron rituales para liberar a esos objetos de la intención con la que fueron creados o utilizados.
«Las armas cuando están deshabilitadas siguen siendo lo que fueron según su destino, pero si se llega a transformar se crea un objeto y el concepto es completamente distinto, pero sigue teniendo la esencia y la intención, porque incluso muchas fueron disparadas», explicó.
Las 12 toneladas de metal comenzaron a tomar diversas formas. Animales, niños y huellas dactilares fueron el resultado de cerca de dos años de trabajo para unir cada pieza y darle un sentido.
Las esculturas están integradas en tres colecciones: una de ellas muestra animales salvajes como un venado, jaguar, rinoceronte, peces y un águila que asesinan por instinto, «a diferencia de los humanos que matamos por placer», señala el artista visual.
Otra serie consiste en la figura de tres niños que sostienen en sus manos armas «tan poderosas como un pincel o un libro que pueden aflorar los talentos».
La más especial fue la serie de las huellas dactilares en gran formato pues plasma casos particulares de asesinatos como la del Cardenal de Guadalajara Juan Jesús Posadas, asesinado en 1993 en el aeropuerto de esta ciudad.
«Lo llamaron un caso especial, pero todos los casos son especiales. Este generó un impacto a nivel internacional, y tiene una implicación espiritual y religiosa que conllevó mucha responsabilidad», señaló.
Las obras fueron donadas a diversas dependencias de gobierno en los estados mexicanos de Jalisco y de Yucatán para ser exhibidas de manera permanente.
Algunas otras componen una exposición itinerante que ha sido llevada a diversos espacios, actividades culturales y cívicas en México con la intención de que el mensaje llegue a cualquier persona.
Cuevas adelantó que tiene la intención de continuar el proyecto con 100 toneladas de armas que serían donadas en próximos meses por la Sedena.
Esta vez buscará repartir este material entre 100 universidades de México para que sus estudiantes generen propuestas artísticas que contribuyan a la «unidad como mexicanos».
«Se necesitan universidades que estén sensibles al tema. Por la situación en la que estamos viviendo en el país es llegar a una unificación de nación, en vez de que las armas nos divida, al revés que nos unifiquen a través de propuestas de transformación», concluyó.