Madrid, 20 ene (EFE).- Pepa Flores, Goya de Honor 2020, rodó en 25 años de carrera activa 20 largometrajes; como actriz niña, Marisol hizo diez películas, entre 1960 y 1968, y a partir del 69, otras tantas. La última fue «Caso cerrado» (1985), una cinta donde también salía un joven Antonio Banderas, cuyo título resultó premonitorio.
Nacida en Málaga (sur), en un hogar muy humilde, la niña cantaba y bailaba admirablemente y con mucha gracia. Nada más verla actuar, el productor de cine Manuel Goyanes decidió convertir a Josefa (Pepita) Flores en Marisol. La instaló en su casa de Madrid, le cambió el color del pelo y le operaron la nariz. Aprendió canto, ballet, equitación e inglés.
Fue un producto que funcionó a la perfección: la cutre y gris España de los 50 cambiaba de década al son de «La vida es una tómbola» y «Corre, corre, caballito» entonadas por la voz cristalina y potente de una niña rubia y de ojos azules, un angelito prefabricado que hacía volar la imaginación de millones de familias a las que Marisol hacía soñar con hacer realidad cuentos de hadas.
A los once años protagonizó su primera película «Un rayo de luz»(1960), de Luis Lucia, todo un éxito que le valió el Premio a la Mejor actriz infantil en el Festival de Cine de Venecia. Aquí empiezan las diez películas que hicieron de ella un mito:
«UN RAYO DE LUZ», LA PRINCESA INTERNA EN UN COLEGIO DE MONJAS
El debut de Marisol es una tristísima historia de final feliz que cuenta la historia de una niña nacida del amor de un noble italiano y una cantante española, casados en secreto en contra de la familia rica del padre, que acaba venciendo todas las reticencias de su abuelo conde, gracias a su angelical sonrisa y su voz cantarina.
Un cuento de princesas en el que la Cenicienta vive interna en un colegio de monjas, un escenario muy del gusto del régimen que abría un futuro de bienestar y lujos posibles a gente humilde, como Marisol.
La actriz Emma Suárez, «fan y más que fan» de Marisol, a la que admira no solo como actriz, sino «como mujer y referente», lamenta profundamente que los jóvenes de hoy no la conozcan. «No son conscientes de quién es -señala- pero creo que sus películas deberían verse, es una artista con una luz, un brillo y una belleza excepcionales».
Como Pepa Flores, Suárez afirma que «es de esas mujeres que imponen respeto. Empezó siendo una niña y trabajó muy duro, y en un momento de su vida tuvo la valentía de decidir por ella misma. Para mí es muy valiosa porque es coherente, íntegra y con muchísima personalidad, la admiro muchísimo».
EL ANGELITO DE OJOS AZULES Y APABULLANTE VOZ
A este primer filme le siguieron: «Ha llegado un ángel»(1961), «Tómbola»(1962), ambas dirigidas por Lucia; «Marisol rumbo a Río» (1963) y «Búsqueme a esa chica» (1964), las dos de Fernando Palacios, y «La nueva cenicienta»(1964), de George Sherman.
Pero «?Cabriola» (1965), la octava película protagonizada por Marisol, junto a Pedro Mari Sánchez y Ángel Peralta, representó todo un cambio en la carrera de Marisol.
«CABRIOLA»: MARISOL LLEGA A AMÉRICA DE LA MANO DE MEL FERRER
Dirigida por Mel Ferrer, que después rodaría otra cinta como pareja de la adolescente, «Cabriola» fue la última vez que se la escuchó con voz de niña. Se estrenó en Estados Unidos con el título «Everyday Is A Holiday».
Ya evidentemente mucho más que una niña, Marisol rodó «Las cuatro bodas de Marisol»(1967) y «Solos los dos» (1968). «Carola de día, Carola de noche» (1969) es su última película de esa etapa infantil-juvenil, y primera del director Jaime de Armiñán, donde ya era manifiesto su paso a mujer adulta, tras lo cual estuvo tres años alejada del cine pero dedicada al mundo de la canción.
En 1973, cuando volvió al cine, Pepa, que ya tenía un nombre como cantante -había representado a España en el Festival de la OTI con «Niña», de Manuel Alejandro- se había unido sentimentalmente al bailarín Antonio Gades; con él, la revolucionaria que le latía dentro empezó una nueva carrera. Fueron otras diez películas -desiguales- que ya mostraban a la nueva Pepa Flores. Son estas:
«LA CHICA DEL MOLINO ROJO» (1973): MARISOL YA ES PEPA FLORES
Dirigida por Eugenio Martín, protagonizada por Mel Ferrer, con el que le atribuyeron un romance, a pesar de los 31 años de diferencia de edad entre ambos. En esta cinta coincidió con las espectaculares Mirta Miller y Bárbara Rey, que después reinarían en la nueva era del cine del destape. Esta fue la ultima vez que cantó en el cine.
Luego vinieron «La corrupción de Chris Miller» (1973), de Juan Antonio Bardem, con Jean Seberg, Gerard Tichy, Perla Cristal y Barry Stockes…., «El poder del deseo» (1975), también con Bardem, y guion de Rafael Azcona, donde hacía pareja con el actor y cantante Murray Head.
Tras participar como intérprete de sus propias canciones en las cintas «El irreal Madrid» (1969), se sumó a «El taxi de los conflictos» (1969), con un curioso elenco integrado por todas las estrellas españolas del momento, que trabajaron gratis para ayudar económicamente a un director, productor y guionista que pasaba por horas bajas.
Era solo el aperitivo para llegar a la que, probablemente, sea su mejor película.
«LOS DÍAS DEL PASADO», PREMIO INTERNACIONAL POR EL DRAMA DE CAMUS
Era 1978 y Pepa Flores ganaba uno de los más prestigiosos Festivales del momento, el de Karlovy Vary en la República Checa. La actriz se derramaba en este drama orquestado por Mario Camus que la emparejó en escena con su novio: Antonio Gades.
«Yo tuve la suerte de descubrir un registro dramático que ella no frecuentaba y para el cual también estaba dotada; era una delicia (…) aunque llevaba en esto desde pequeña, aprendió y aprendió y mejoró y tenía un montón de recursos que no utilizaba en sus comedias. Siempre pensé que era una chica colosal», explica Camus a Efe.
La cinta se sitúa al final de la Guerra Civil cuando Juana, una chica malagueña, se traslada a un pueblecito montañoso del Norte para ocupar una plaza de maestra, aunque su llegada tiene otra finalidad: cree que su novio Antonio, que había huído a Argelia, podría vivir refugiado en las montañas, con los maquis.
Sus últimas películas las hizo también con Gades: en 1981, en «Bodas de sangre», y en 1983 en «Carmen», ambas de Carlos Saura.
Al año siguiente hizo fue la liberal española Mariana Pineda, en la serie de cinco capítulos rodada para TVE «Proceso a Mariana Pineda», de Rafael Moreno Alba. Veintiún años después de su rodaje, en 2005, la serie fue repuesta en TVE.
Y en 1985, con «Caso cerrado», dio por concluida no solo su faceta de artista sino su vertiente pública.
Por Alicia G. Arribas.