México, 5 ene (EFE).- Puerta grande para Gerardo Rivera e indulto para el toro Siglo y Medio de la ganadería de Piedras Negras, muy protestados ambos, marcaron este domingo la undécima corrida de la Temporada Grande en la Plaza México.
José Luis Angelino y Antonio Garcia «El Chihuahua» recibieron silencio al final de sus faenas.
Los toros de Piedras Negras fueron justos de fuerzas y presentación. De juego desigual, destacando el segundo por su casta y el sexto por su bravura. Unas 4.000 personas asistieron al festejo en Ciudad de México.
El juez de plaza del coso de Insurgentes otorgó el indulto a un toro cárdeno que, aunque bravo y con movilidad, apenas embestía por el pitón izquierdo. No dejó una pelea al caballo de relevancia y se vino abajo en tan solo cuatro tandas.
Además la faena de Gerardo Rivera, que el perdón del astado convirtió en puerta grande, fue despegada, sin mando ni temple y muy por debajo de su rival. Tan solo algunos pases merecieron elogio, más por la embestida del toro que por la capacidad del torero.
Destacó por la emoción el duelo que sostuvieron en banderillas el matador y la res. Al igual que en la muleta el vencedor fue el de Piedras Negras, que encelado hizo correr a Rivera en busca de refugio tras las tablas.
Tuvo la virtud el de luces de buscar la cara del toro, pero no hubo precisión en sus pares. La petición de indulto apareció en los tendidos desde el principio de la faena, lo que indica que la objetividad que se exige a semejante decisión se sustituyó por el deseo de los seguidores del hierro Piedras Negras que celebraba su 150 aniversario.
Más difícil de entender es el veredicto de la autoridad, cediendo sin argumentos para dictar una sentencia que debe ser excepcional y además de hacerlo con muchos aficionados, que mostraron su enfado.
En el resto de la corrida, los toros de Piedras Negras, ninguno de excesivo trapío y varios enclenques de cuartos traseros, dejaron una mala imagen. Además del sexto solo demostró casta el segundo, pero al igual que primero, tercero, cuarto y quinto fue reservón en la embestida. Al tercero de la tarde se le apuntilló sin haber sido estoqueado.
Los mexicanos José Luis Angelino y Antonio García «El Chihuahua» dejaron faenas despegadas y planas. La de García con el segundo de la tarde tuvo la virtud de lograr meter en la muleta la casta complicada del toro, pero solo fueron pases sueltos que no logró rematar tanto por la falta de recorrido del toro como por la falta de sitio del torero.
«Chihuahua» realizó además los mejores momentos en banderillas en una tarde de especialistas. Sus pares tuvieron un corte muy atlético y algo violento, les ahorró viaje a los toros, y aunque visualmente fueron espectaculares no llegó a adornar los morrillos con perfección.
Angelino enfrentó dos toros que daban facilidades pero no emoción. A ambos los toreó fuera de cacho, siendo su faena con el primero la más desacertada pues al no cruzarse el animal fue recortando terrenos.
Su interpretación del tercio de banderillas resultó extensa y vulgar.
Lo mejor de Gerardo Rivera fueron unas medias verónicas con el tercero del festejo, muy templadas y ceñidas. Aunque realizó detalles al capote son un saldo muy bajo para haber logrado dos orejas y rabo simbólicos, fruto de un indulto que pone en una situación complicada el futuro inmediato del palco de la Plaza México y la valorización de la misma plaza.