Madrid, 4 dic (EFE).- La crisis climática tiene también una vertiente emocional y expresar abiertamente esos sentimientos para poder dar respuestas eficaces a los problemas que desencadenan es el objetivo de un espacio abierto a los jóvenes en la COP25 de Madrid.
Se trata de una iniciativa promovida por la organización internacional «Compromiso con todas las formas de vida», que ha abierto un «espacio de expresión» para escuchar a la sociedad civil implicada en la lucha medioambiental.
«No se trata de hacer terapia, sino que es una herramienta que funciona de forma horizontal. No damos consejos, no criticamos, no escuchamos en una sola vía, porque cada quien lleva su propio proceso», explica a Efe la mexicana Jade Castilla.
«Usamos una herramienta tan simple como el escucharnos unos a otros», añade la joven activista que lidera el sector de adultos jóvenes de la organización en México.
MIEDO, ANSIEDAD Y DESILUSIÓN POR LA AMENAZA CLIMÁTICA
Esta experiencia arroja unos resultados en el que las emociones como el miedo, la ansiedad, el enfado o la desilusión salen a flote, como resultado de lo que científicamente se ha denominado «ecoansiedad».
«Lo que hemos visto es que en esta lucha que se está haciendo por proteger el medio ambiente hay muchas emociones en juego. Todos estamos muy preocupados por lo que va a pasar y por ocuparnos de hacer cosas para que no pase», indica Jade.
Expresarnos y «que haya alguien ahí para escucharnos es muy importante», dice la activista mexicana, porque «conforme más podamos tener ese espacio para compartir lo que estamos sintiendo, más podemos pensar lógica e inteligentemente lo que vamos a hacer».
«Las personas que se acercan hasta este espacio nos no hablan acerca de lo que está siendo difícil en su lucha por el cambio climático, a qué se dedican, qué les resulta complicado, cuáles han sido sus logros …», explica.
UN ESPACIO PARA LIBERARSE DE LAS OPRESIONES
Pero el espacio abierto por la organización «Compromiso con todas las formas de vida» en la COP25 no sólo se ocupa de lo referente al medio ambiente, sino también de «la liberación de las opresiones que han generado la crisis climática», añade Jade.
Entre ellas, las desigualdades sociales, la opresión capitalista, la de la desigualdad de género o hacia los jóvenes, «que se ejerce de manera sistemática, intentando acallar nuestras ideas y descalificando lo que decimos y los proyectos que queremos hacer», subraya.
«La diferencia con las anteriores generaciones es que nosotros estamos informados, pero no hay que perder de vista que estos es así porque ellos lucharon por el derecho a la información, no ha sucedido por pura casualidad», dice la activista mexicana.
El acceso a la información «es una herramienta muy importante, que nos ha llevado a formar conexiones a nivel internacional, de un continente a otro, sin siquiera habernos visto nunca. Las nuevas tecnologías son fundamentales».
«También la crisis global que existe actualmente es innegable y no podríamos ser jóvenes, ser creativos e inteligentes, sin pensar en hacer algo por el medio ambiente», indica.
LA IMPORTANCIA DE LAS CUMBRES
Por eso, considera que la celebración de las cumbres como la COP25 es «muy importante», más allá del escepticismo ante los resultados que puedan tener a nivel institucional.
«No se si sirven para algo, pero tienen que existir, porque en ellas la sociedad civil vamos a reconocernos entre nosotros como personas que queremos hacer algo, y tenemos que estar juntos para lograr algo más allá del nivel institucional», asegura la joven activista.
«Como sociedad civil tenemos que decidir si este es el camino que queremos seguir. Si capitalizar la lucha por el medio ambiente es lo que queremos hacer», añade la mexicana, que aún así denuncia poca presencia de organizaciones sociales como la suya.
Por contra denuncia la presencia en la COP25 de grandes empresas «que son las que roban todos los recursos y someten a personas que acaban en la cárcel».
«Hay una gran problemática ahí y no es muy lógico que esas empresas están en un lugar destinado a hacer algo bueno por el medio ambiente», señala.
Por Alida Juliani