El templo de San Antonio de Padua fue el marco ideal para la boda de Sergio Andrade Martínez e Hilda Macías Araujo.
Acompañados por sus papás, padrinos y demás allegados, los novios se presentaron en el sacro recinto y al pie del altar ocuparon los reclinatorios que tenían destinados para ellos.
Significativo fue el momento cuando Sergio e Hilda se aceptaron como esposos contestando con un “sí, acepto” a todas las preguntas que el sacerdote les hizo durante el ritual matrimonial.
Cuando llegó a su término la misa, los recién casados abandonaron el sacro recinto, mientras las notas de la “Marcha Nupcial” se dejaban escuchar.