Guadalajara (México), 6 dic (EFE).- El lenguaje es el reflejo de la cultura e ideología de un país, y México es un país en que una misma palabra puede ser un insulto o un halago, según las circunstancias, afirmó este viernes la lingüista mexicana de origen español Concepción Company.
«Las lenguas están en transformación constante y podemos pasar del insulto al piropo, del aprecio al desprecio, y van cambiando las lenguas», dijo en la conferencia «Insultos de ayer y hoy» en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que concluye el próximo domingo.
La especialista recién nombrada Premio Nacional de Artes y Literatura en México afirmó que hay palabras del habla mexicana cuyo significado o connotación ha cambiado con el tiempo.
«Perro» solía ser un insulto que podría ofender tanto a alguien al grado de matar a su oponente hace dos siglos, pero ahora los jóvenes usan el término cuando quieren referirse a que algo es bueno o grandioso, expuso. «Ese juego está bien perrón» o «ese escritor es muy perro», ejemplificó.
Dijo que es común que las personas usen atenuantes para matizar los eufemismos. Así un mexicano puede mandar a alguien «a la chingada» si está muy enojado, que no es igual que mandarlo a la «tostada», «a la fregada» o «a la tiznada», sinónimos algo inferiores.
«Mi deseo de insultarlo es el mismo, pero depende de quién es el perro es la pedrada», explicó en broma.
«La cultura siempre ha tenido las mismas obsesiones de lo prohibido en México, pero el eufemismo se recrea rápidamente, al punto de que llega a ser un disfemismo -una palabra o expresión deliberadamente despectiva- y entonces sale peor el remedio que la enfermedad», afirmó la investigadora y académica.
Un ejemplo de ello es la palabra «coger», que en muchos países es tomada como sinónimo de tomar algo pero en la cultura mexicana es significa realizar el acto sexual. Para «atenuarla» los mexicanos utilizan expresiones que pueden resultar más insultantes como «echar pata», señaló, provocando la risa y picardía de los asistentes.
En la distendida charla Company señaló que la palabra «culo» es la que ha permanecido en el tiempo como uno de los tabús más fuertes para los mexicanos, pues es sinónimo de ano y por tanto tiene una implicación homosexual.
«Es una palabra que ha estado siempre, desde los primeros documentos registrados en México, y está asociada al órgano con el que se ejerce la homosexualidad masculina, además de estar relacionada con el gran insulto de México, que es puto y tiene consecuencias culturales», advirtió.
Entre el 30 de noviembre y el 8 de diciembre, la FIL acoge en Guadalajara, capital del occidental estado mexicano de Jalisco, a cerca de 800 escritores provenientes de 37 países y más de 2.000 editoriales, además una destacada delegación de la India y cerca de 800.000 visitantes.