Washington, 20 dic (EFEUSA).- Un total de 143 países podrían alcanzar hacia 2050 la meta más ambiciosa del llamado «Nuevo Pacto Verde»: un 100 % de energía generada por el viento, el sol y el agua, si se aplicaran las ideas contenidas en un plan científico actualizado que publica hoy la revista One Earth.
Diez años después de la publicación de su primera iniciativa para que el mundo utilice energía de fuentes renovables, un equipo científico de la Universidad de Stanford, encabezado ahora por Mark Jacobson, difundió sus soluciones de bajo costo para una red energética estable en 24 regiones del planeta.
«El calentamiento global, la contaminación del aire y la inseguridad energética son tres de los grandes problemas que encara la humanidad», indica el estudio, en el que también participaron científicos de la Universidad de California, en Berkeley.
El informe de 118 páginas emplea dos paradigmas: «business usual» o BUA, las palabras en inglés para que «las cosas sigan como van», y «wind-water-solar», o WWS esto es viento, agua y sol.
«Este itinerario de propuestas apunta a una transición total de energía BUA para todos los usos a energía, eficiencia y almacenamiento de WWS hacia 2050, con al menos 80 % para 2030», explicaron los científicos.
«La contaminación del aire mata cada año de 4 millones a 9 millones de personas y este caño continuará a menos que las fuentes de contaminación sean eliminadas», agregaron. «Finalmente, si no se reduce rápidamente el uso de combustibles fósiles, la demanda creciente de energía fósil cada vez más escasa conducirá a la inestabilidad económica, social y política incentivando el conflicto internacional».
Jacobson sostuvo que «para ser honestos, muchos responsables de políticas y quienes abogan, apoyan y promueven el Nuevo Pacto Verde no tienen una buena idea de los detalles del sistema actual o cuál es el impacto de una transición».
«Es más bien un concepto abstracto», añadió. «Por eso, tratamos de cuantificar y determinar cuál podría ser un sistema viable, y este trabajo ayudará a llenar ese vacío y dar orientaciones a los países».
La transición a un sistema WWS requeriría una inversión inicial de 73.000 millones de dólares en todo el mundo, «pero esto se amortizaría por sí mismo a lo largo del tiempo por la venta de energía», señaló el informe.
El estudio calcula que la transición a ese sistema, con primacía de la energía producida por el viento, el sol y las plantas hidroeléctricas, crearía 54,5 millones de empleos, con 24,4 millones en obras de construcción y 30,2 en la operación, y conllevaría la pérdida de 25,9 millones de puestos de trabajo en el sistema energético BAU.
El estudio contiene tablas, estadísticas, gráficas y cálculos para las regiones de África, América Central, Asia Central, Europa, Oriente Medio, América del Sur y el sudeste de Asia; y por países para Australia, Canadá, China, Cuba, Haití, Islandia, la India, Israel, Jamaica, Japón, Mauricio, Nueva Zelanda, las Filipinas, Rusia, Corea del Sur, Taiwán y Estados Unidos.
«A nivel mundial, el sistema WWS reduce el uso final de energía en un 57,1 %; reduce el costo agregado de la energía privada en un 61 % de 17.700 millones a 6.800 millones de dólares anuales; y los costos sociales agregados (privados más salud y clima) un 91 % de 76.100 millones a 6.800 millones de dólares anales», sostuvo el informe.