México, 1 nov (EFE).- El tenor mexicano de gran renombre internacional Javier Camarena siempre regresa a México. En una entrevista con Efe, expresó el amor que siente hacia su país, que para él «es música» que contagia la cotidianidad de sus habitantes en una relación que nunca va a cambiar.
«Somos una sociedad musical, vivimos nuestra vida cotidiana con música. (…) Desde la señora que se levanta y pone música para los quehaceres de la casa hasta el chofer que está todo el día trabajando en el servicio urbano y trae su música. Eso somos, México es música y vivimos a través de la música», explicó Camarena.
Tras 15 años de carrera en la ópera, el tenor (Xalapa-Enríquez, 1976) ha querido celebrar esta importante fecha con varios conciertos en su país, uno de ellos en el Festival Internacional Cervantino (FIC) de Guanajuato, donde protagonizó la clausura de este evento el pasado 27 de octubre junto a la Orquesta Filarmónica de Acapulco.
«Para mí era un sueño la clausura del Cervantino en la Alhóndiga de Granaditas. Como estudiante había presenciado alguno de estos conciertos y fue muy emocionante», expresó.
A pesar de que siempre le emociona venir a México, Camarena hizo carrera fuera de su país y se convirtió en uno de los tenores más activos en el circuito operístico internacional, participando en temporadas de templos de la música como la Metropolitan Opera House de Nueva York o el Teatro Real de Madrid.
Precisamente estará en Madrid en la próximas semanas, un lugar en el que se siente «como en casa», con una función el 9 de noviembre de «L’elisir D’amore», de Gaetano Donizetti, y varias a partir del 13 de noviembre hasta mediados de diciembre de «Il Pirata», de Vincenzo Bellini.
Para el veracruzano, México no forma parte de ese circuito internacional principalmente porque «el sistema sobre el cual se organiza la ópera en México es lo que lo hace realmente complicado en cuanto a su planeación».
Esto, explicó, solo podría solucionarse con un aumento de la inversión tanto por parte del Gobierno como de iniciativas privadas, algo que es difícil en México y a pesar de ello «se van haciendo grandes cosas».
Además, también es necesario generar interés en la población hacia este arte que una parte de la población sigue considerando exclusivo o reservado para unos pocos.
«Lo principal es desmitificar. Venir al Palacio de Bellas Artes a ver un espectáculo de ópera sale más barato que un partido de fútbol del América», sentenció.
El tópico de vestir de etiqueta tampoco existe ya, comentó, al igual que los problemas con el idioma, ya que ya siempre se subtitulan los diálogos e interpretaciones.
Pero para que la población entienda que puede «ir y probar» si le gusta, es imprescindible que haya difusión por parte de la administración pública, quien debe hacerle llegar a los ciudadanos estas desmitificaciones.
Después de 15 años en los escenario, Camarena no está seguro de que quiera estar otros 15 más porque para él cantar es solo su profesión. No obstante, es algo que le da gran satisfacción.
«Yo quiero trabajar para vivir, no vivir para trabajar, por las demandas que tiene la carrera. (…) Estoy contento porque estoy en una situación vocal muy plena, lo disfruto un montón y voy buscando nuevos retos», detalló el tenor, quien ahora y en los próximos años quiere involucrarse en el repertorio francés.
Y Camarena también tiene espacio en su agenda para realizar labores sociales, como la inauguración el pasado miércoles de un inmueble de un centro de salud en Oaxaca, en el sur de México, que fue destruido en el terremoto de septiembre de 2017, como resultado de una gala benéfica que llevó a cabo en 2018 en el Palacio de Bellas Artes.