México, 3 nov (EFE).- La Temporada Grande de toros 2019-2020 de la Ciudad de México arrancó con seis toros pitados al arrastre, uno devuelto a corrales y otro de regalo. El mal ganado de Julián Hamdan marcó la tarde y recibió la reprobación en forma de bronca del público.
Solo el toro para el rejoneo de Fernando de la Mora sobresalió por su bravura.
El mexicano José María Hermosillo, que tomaba la alternativa, logró el único apéndice de la tarde dentro de la lidia ordinaria.
El rejoneador Diego Ventura obtuvo una oreja que protestó parte del público con un toro de regalo del hierro de Marrón. El español Antonio Ferrera y el mexicano Leo Valadez obtuvieron silencio y silencio respectivamente.
Al festejo acudieron más de 20.000 personas.
Corrida inaugural de la temporada en la que salieron al ruedo diez toros en la Plaza México. Las reses seleccionadas del hierro de Julián Hamdan fueron de pobre presentación y peor comportamiento. Toros mansos y blandos, algunos inválidos, que como única virtud mostraron una embestida apagada y suave en algunos de los casos.
Así fue el que partió plaza y tocó en suerte al mexicano Hermosillo, su primer toro como matador. El animal se fue al suelo tras recibir un puya, una constante toda la tarde, pero sirvió para un lucido tercio de banderillas y se dejó dar muletazos sin mucho recorrido pero sin dificultad.
Hermosillo empezó despegado, sin ligar los pases, pero al comprobar las facilidades del de Hamdan ejecutó alguna tanda vistosa por la lentitud que apreciaron los aficionados en su labor de muleta, más mérito del blando animal que del matador.
Una buena estocada le facilitó el premio en su bautismo. El joven torero desaprovechó la oportunidad de abrir la puerta grande al tomar muchas preocupaciones con el que cerraba plaza de los sorteados. Fue este el más encastado de la tarde y el único que se empleó en el caballo, recibiendo una buena vara de Cesar Morales.
El toro, muy exigente, desarboló a Hermosillo, conforme con su oreja obtenida en el primer toro.
El rejoneador Diego Ventura estuvo errático toda la tarde en la ejecución de varias suertes. Con su primer rival, del hierro de Fernando de la Mora, el mejor de la tarde por su bravura y transmisión, tuvo buenos momentos metiendo la grupa de su montura entre los pitones del toro, pero falló con el estoque y dejó tocar al equino.
Su segundo era un manso parado y con el de regaló falló hasta en tres ocasiones con las banderillas. No se supo hacer con el toro que, aunque fijo, aguantaba mucho antes de embestir.
Ventura, tras los fallos, expuso mucho a sus caballos y se excedió en gestualidad para tapar las imperfecciones de su lidia.
Mató sin emoción, con el toro muy parado, y se bajó del caballo con gran teatralidad que acabó en esperpento cuando el astado, muy entero aún, casi lo atropella y propinó testarazos a la carrera en las posaderas del rejoneador.
La oreja tras descabello fue protestada por parte del público.
El español Antonio Ferrera no arriesgó con el manso tercero de la tarde y tras serle devuelto por inválido su segundo, nada pudo hacer con el sobrero de Hamdan.
Los mejores pases de la tarde vinieron de la mano de izquierda de Leo Valadez. Fueron pocos de una faena de muleta que realizó casi exclusivamente con la siniestra.
Empezó muy despegado y sin ligazón pero en el ecuador de la faena logró meter al manso en la tela y toreó por un instante con hondura.
La excelente vara a este toro de Daniel Morales ayudó a hacer posible una lidia fija pero sin que el toro doblase. Estuvo también destacado Valadez con un quite al capote y un par de banderillas. La mejor faena de una tarde para olvidar.
Borja Ilián