México, 6 nov (EFE).- El expresidente ecuatoriano Rafael Correa (2007-2017) denunció este miércoles una operación judicial contra los exlíderes progresistas latinoamericanos y bromeó con que a él se le persigue más que al mafioso Al Capone, al dictador Augusto Pinochet y al narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán.
«Tengo 29 juicios penales, más que Al Capone, Pinochet y el Chapo Guzmán juntos. Han buscado mis cuentas bancarias, mis movimientos financieros y migratorios (…) y no han encontrado absolutamente nada y jamás lo encontrarán porque sencillamente no existe», dijo Correa durante una conferencia magistral en Ciudad de México.
El expresidente Correa, que reside actualmente en Bélgica y que gracias a ello ha logrado evadir otras causas de supuesta corrupción, defendió que su Gobierno luchó contra la corrupción y criticó el encarcelamiento del que fuera su vicepresidente Jorge Glas, condenado a seis años por aceptar sobornos de Odebrecht, pues dijo que «no hay ninguna prueba en su contra».
Correa aseguró que se trata de una persecución del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, a quien tachó de «traidor» por querer «destruir» su legado y «vender el país» al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y aprovechando su presencia en México, Correa agradeció al país latinoamericano por haber refugiado en su embajada en Quito a siete correístas acusados de «rebelión».
«México es de los pocos países que han mostrado su presencia», aplaudió el exmandatario ecuatoriano.
Además, acusó a Lenín Moreno de tener una cuenta bancaria en Panamá saltándose la ley que prohíbe a funcionarios públicos tener dinero en paraísos fiscales.
PERSECUCIÓN A LÍDERES IZQUIERDISTAS
Correa atribuyó su persecución judicial, y la de otros líderes latinoamericanos progresistas, a que «los eternos poderes que siempre dominaron en Latinoamérica y la sumieron en el atraso y la desigualdad regresaron con sed de venganza» tras una década de gobiernos de izquierdas.
Para el exmandatario ecuatoriano, las investigaciones por corrupción se han utilizado como «una eficaz herramienta para destruir a procesos nacionalpopulares» como el de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil o el de Cristina Fernández en Argentina.
De acuerdo con Correa, se trata de un proceso coordinado que se inicia con «una acusación de poco impacto y sin sustento» seguida de un «bombardeo mediático» que presiona a los jueces para dictar sentencias condenatorias.
Correa no negó que no hubiera corrupción en el interior de los gobiernos progresistas latinoamericanos pero reivindicó que siempre se persiguió: «Un Gobierno honesto no es el que nunca tuvo casos de corrupción sino el que nunca los toleró».
Tras los últimos años en los que los gobiernos de la región viraron hacia la derecha, Correa celebró que la elección en 2018 de Andrés Manuel López Obrador en México fue una «esperanza» por la izquierda latinoamericana.
«Lo que pasó en México fue una importante referencia y un ejemplo (…) Los pueblos ven el camino que han empezado a recorrer otros países y siguen este camino hacia la liberación, la independencia y la justicia», dijo Correa, quien aplaudió que México «esté mirando hacia el Sur de nuevo».
En ese camino, dijo, se sumó el 27 de octubre Argentina con la «contundente victoria» del peronista Alberto Fernández, quien este martes también estuvo en México, donde denunció la «persecución» judicial contra Correa, Lula y Cristina.