Redacción Internacional, 10 nov (EFE).- La renuncia de Evo Morales como presidente de Bolivia fue calificada este domingo como «golpe de estado» por varios Gobiernos y políticos latinoamericanos afines a su mandato, mientras que opositores y ciudadanos celebran en las calles.
Morales confirmó su dimisión después de casi 14 años en el poder en un video dirigido a los ciudadanos desde un lugar sin determinar y luego de varias renuncias en cascada de la mayoría de su Gobierno.
El país enfrentaba una seria crisis desde las elecciones del 20 de octubre, en las que Evo Morales fue proclamado vencedor y en las que la oposición denunció fraude, lo que desencadenó duros enfrentamientos que dejaron tres muertos y unos 400 heridos.
LOS ALIADOS CONDENAN UN «GOLPE DE ESTADO»
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue uno de los primeros en repudiar categóricamente el «golpe de Estado» que, denunció, sufrió Morales, su aliado histórico en la región.
Por ello, advirtió, los «movimientos sociales y políticos del mundo» se declaran «en movilización para exigir la preservación de la vida de los pueblos originarios bolivianos víctimas del racismo».
En la misma línea el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, afirmó que «el mundo se debe movilizar por la vida y la libertad de Evo», tras expresar en un tuit su «enérgica» condena al «golpe» utilizando las etiquetas #EvoNoEstásSolo y #SomosCuba.
Para Alberto Fernández, recién elegido como presidente de Argentina, este «quiebre institucional en Bolivia es inaceptable», aunque llamó al pueblo del país a «escoger cuanto antes, en elecciones libres e informadas, a su próximo Gobierno».
En otro tuit, repudió la «violencia desatada que impidió a Evo Morales concluir su mandato presidencial y alteró el curso del proceso electoral».
El actual Gobierno de Argentina, comandado por Mauricio Macri, dijo que no ha recibido petición de asilo político por parte de Morales, como se ha especulado hasta el momento.
También el recién liberado expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien convivió en el poder con Morales y es otro de sus principales defensores, calificó de «golpe» la presión popular que llevó a la renuncia de su «compañero».
«Se vio obligado a renunciar. Es lamentable que América Latina tenga una élite económica que no sepa cómo vivir con la democracia y la inclusión social de los más pobres», denunció en Twitter.
El canciller de México, Marcelo Ebrard, fue más allá y advirtió de que en Bolivia existe «una operación militar en curso», la cual el Gobierno de su país rechaza al tiempo que dijo: «golpe no».
Incluso, aseguró que si Morales lo decide le ofrecerán asilo en la Embajada de México en la ciudad de la Paz, donde ya recibió a 20 personalidades del Ejecutivo y Legislativo de ese país.
La senadora mexicana Yeidckol Polevnsky, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), del presidente Andrés Manuel López Obrador, calificó la situación como «un duro golpe a la democracia en América Latina» y «un regreso a la violencia».
LA OPOSICIÓN CELEBRA EN BOLIVIA
Entre varias concentraciones de decenas de bolivianos que salieron a las calles para celebrar la salida de Morales, el expresidente de ese país Carlos Mesa (2003-2005), uno de los impulsores de las manifestaciones, celebró el «fin de la tiranía».
«A Bolivia, a su pueblo, a los jóvenes, a las mujeres, al heroísmo de la resistencia pacífica. Nunca olvidaré este día único. El fin de la tiranía.
Agradecido como boliviano por esta lección histórica. Viva Bolivia!!!!!», escribió Mesa en Twitter.
El líder cívico opositor Luis Fernando Camacho, otro de los abanderados de las protestas, publicó en Facebook que «no se levantan los bloqueos, no todavía» y anunció que se trasladará a su natal Santa Cruz en las próximas horas para dar un mensaje.
El exministro boliviano Carlos Sánchez Berzaín, exiliado en EE.UU. desde 2003, instó en declaraciones a Efe a sus compatriotas a mantenerse unidos ante el «punto de inflexión» que supone la renuncia del «dictador» Evo Morales y abogó volver a una República.
Sánchez Berzaín, que era ministro de defensa cuando el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada renunció en medio de protestas populares encabezadas precisamente por Morales, felicitó al «alentador» movimiento cívico que logró poner fin al «proyecto del castrochavismo» en Bolivia.
LLAMADOS A LA CALMA Y VALORAR LA SITUACIÓN EN BOLIVIA
Ante este panorama en Bolivia, el Gobierno colombiano pidió este domingo a la Organización de Estados Americanos (OEA) que convoque una reunión «urgente» de su Consejo Permanente «a fin de buscar soluciones a la compleja situación institucional» que se vive en ese país.
Perú señaló también que «hace votos» para que dicha transición en se desarrolle en «el marco de la ley», así como para que se restablezca «la convivencia pacífica».
Por su parte, el actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro, adjudicó a «las denuncias de fraudes» la dimisión de Morales y agregó que la «lección» que deja ese hecho es que los votos «deben ser auditados», si bien siempre tuvieron una buena relación que analistas atribuyen a la relación binacional comercial por el gas boliviano.
Eso sí, Bolsonaro rechazó en declaraciones al diario O Globo que los hechos que llevaron a la renuncia de Morales sean considerados como un «golpe» de Estado, ya que esa palabra «es usada mucho cuando la izquierda pierde» pero no cuando ganan.