Nueva York, 15 nov (EFEUSA).- Meterse en la piel de Celia Cruz para contar su vida en un musical ha sido un proceso marcado por los retos y emociones para la cantante Lucrecia, que compartió con ella escenarios y amistad, para llevarle al fiel público de la fenecida estrella cubana la historia de su eterna «reina de la salsa».
«El orgullo de interpretar a Celia a mi me emociona. Puedo cantar ‘La vida es un carnaval’, ‘Bemba colorá», ‘Tu voz’, ‘Cao, cao..’, que la gente está vibrando y te dices ‘qué lindo poderla cantar y poder sentir lo que la gente sentía por ella’. Es bellísimo», dijo Lucrecia en una entrevista con Efe en Nueva York.
La intérprete presentará mañana «Celia Cruz, el musical», el único concierto en esta ciudad, en el Lehman Center for the Performing Arts, en el distrito de El Bronx, donde ya se colgó el letrero de vendido.
«Ellos (los seguidores de Cruz) la sienten y eso me llena de orgullo porque dices… es un trabajo hecho conscientemente y ellos lo han recibido con el mismo respeto y yo salgo… eufórica», afirma y segura que venir a Nueva York es «súper importante».
«Cuando salía de Barcelona (donde vive en España) decía ‘estoy emocionada’, le decía a mi marido y a mi hijo porque llego a la meca de la mano de nuestra reina. Es una bendición».
El musical gira en torno a la cantante que ya sabiendo que está enferma (del cáncer del que murió en 2003) ofrece su último concierto. El espectáculo usa vídeos para recrear diversas etapas de su vida, dijo a Efe su autor Gonzalo Rodríguez, también director escénico.
Recordó que hizo muchas entrevistas y que «no hubo una sola persona que dijera una palabra que no sea de cariño hacia esta mujer que dejó unos frutos de talento puro y cariño».
El musical se presentó en Miami (Florida), al Starlite Festival de Marbella (España), México y ahora Nueva York, donde nació la salsa, donde Cruz desarrolló una exitosa carrera que le llevó a ser «la reina de la salsa» en un género dominado por hombres, que la respetan y admiran.
«Es nuestra bandera, nuestro icono y tiene que estar en los libros de texto de las escuelas, que los niños sepan de dónde viene y quién es Celia Cruz», dice con firmeza Lucrecia durante los ensayos para el musical, idea de Omer Pardillo, exrepresentante de Celia Cruz y su albacea universal.
Lucrecia, anfitriona del programa infantil «Los Lunnis» en Televisión Española, recordó que lo primero que hizo al llegar a Nueva York fue visitar la estrella de Cruz en el Paseo de la Fama del Teatro Apollo en Harlem, donde fue incluida en 2014, y es la única latina y el domingo visitará su tumba en El Bronx.
Afirmó además que realiza este papel con humildad y «el amor más profundo» hacia una persona con la que compartió fuera de los escenarios pero también admite que «irla conociendo asusta» porque «es muy grande nuestra Celia».
Asegura que al subir a un escenario como Celia Cruz, con sus brillantes pelucas y vestidos, y su dulce grito de guerra «Azúcar» «yo entro en trance», se deja llevar y «que todo fluya» porque sabe que la intérprete está «dentro de mi».
«Fue una amistad muy linda, muy intensa, en escenarios, en discos, vivir un embarazo con nuestra diosa es mágico, que me toque la barriga, vaticinar lo que iba a ser mi hijo, que me preguntara por qué no nacía el día de su cumpleaños, fue una unión muy fuerte», dijo al recordar momentos íntimos.
Recordó además el momento en que Cruz conoció a su hijo: «Ella le decía ‘ven aquí con abuelita Celia’. Él la miraba y ella lo acariciaba y luego Pedrito (Pedro Knight, esposo de Celia) lo cargó. Fue un momento breve, entrañable, y que queda en el corazón y la mente», afirmó.
Aseguró que su gran reto ha sido la poderosa voz de la Guarachera y destacó que estuvo mucho tiempo escuchándola y que luego ha seguido instrucciones sobre los ademanes, el andar, la voz grave, la tranquilidad de Cruz.
Lucrecia regresa a España el domingo y dijo que el lunes recibirá el Premio Iris que concede cada año la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, por su programa infantil.