Madrid, 23 nov (EFE).- Familiares del presidente sirio, Bachar al Asad, se sirvieron de sociedades ‘off-shore’ para comprar inmuebles muy valiosos en ciudades europeas, según las investigaciones judiciales, como una residencia privada en Londres que puede hacer sombra al mismo Palacio real de Buckingham.
El juez español José de la Mata propuso este viernes juzgar a un tío de Al Asad, llamado Rifaat, a las dos esposas de éste, sus ocho hijos y tres presuntos testaferros por blanquear supuestamente más de 663 millones de dólares sustraídos «ilícitamente» del Tesoro nacional de Siria, sobre todo comprando inmuebles en la Costa del Sol (sur de España).
En concreto, la trama instaló la «lavadora» del blanqueo en Puerto Banús, en la localidad turística española de Marbella (Málaga), donde atracan yates de superlujo y tienen residencia multimillonarios de todo el mundo.
Son 14 personas procesadas por delitos de blanqueo y de asociación ilícita o pertenencia a organización criminal, según el auto judicial, de 140 páginas.
Pero el juez se detiene especialmente en uno de los acusados: Rifaat al Asad. En su declaración, llegó a decir que su familia era «una tribu muy grande que tenía terrenos agrícolas y arbóreos». Su padre y su tío los heredaron, pero finalmente los cedieron a las familias que los tenían ocupados.
Sin embargo, según relata el juez español, varios testigos aseguraron que ni los padres ni los abuelos de Rifaat al Asad tenían terrenos. «Eran muy pobres, no tenían nada, ni terrenos, ni bosques, absolutamente nada», resumen.
Aunque Rifaat hubiera tenido algo -aventura el juez- y lo hubiera cedido a las familias que ocupaban los terrenos, está claro que su patrimonio «multimillonario» no podía tener su origen en la familia.
Él lo sabía, y por eso llegó a declarar que el rey Abdallah de Arabia Saudí, con el que consiguió entablar una buena amistad, se hizo cargo de sus gastos e, incluso, le llegó a comprar alguna casa en París y la puso a su nombre, aunque la investigación lo rechaza.
INMUEBLES EN ESPAÑA, PERO NINGUNO A SU NOMBRE
De la Mata enumera las compras inmobiliarias que fue realizando en España, que comenzaron por 244 plazas de garaje en Marbella.
Solo era el principio. La investigación judicial atribuye a la familia Al Asad 507 propiedades en el país por un valor actual de 768 millones de dólares.
Pero no tenía nada a su nombre. Una técnica de «ingeniería societaria», como la denomina el juez, sustentó durante años la maraña «opaca y enrevesada» de sociedades que ha ido cambiando en el tiempo y que contaban con matrices en paraísos fiscales.
Y todo para dificultar el control de las fuerzas de seguridad, la Agencia Tributaria o el Banco de España.
El principal sospechoso, insiste el magistrado, era quien supuestamente dominaba todo y a todos los miembros de su familia.
Un ejemplo. Uno de sus hijos, Somar Al Assad, no se cohíbe y afirma que percibe una ayuda anual de su padre de unos 80.000 euros, pero parece que no son suficientes para vivir porque su progenitor le pagaba, además, el alquiler de su vivienda en París y su seguro de vida.
No acaba aquí el relato. Éste dijo que tenía en propiedad tres viviendas en Marbella y que los pagó al contado con el dinero que le dio su padre.
Otros cuatro de sus hijos relatan algo parecido y su esposa Line Al Khayer reconoció que su marido le da entre 30.000 y 80.000 libras al mes.
ORIGEN DELICTIVO
¿De dónde saca tanto dinero? «Existen, finalmente, muchos testigos y expertos que afirman que el patrimonio de Rifaat al Asad no proviene en ningún caso de Arabia Saudí, sino de la comisión de delitos», según el auto judicial.
Explica el juez que controlaba el contrabando de mercancías ilícitas a través de la posesión de, al menos, un puerto en Latakia (Siria), y habría tenido el control sobre las plantaciones de cannabis no solo en zona siria, sino en la de Beká, en el Líbano.
«También ostentaba el monopolio del saqueo de arqueología y su venta por distintas partes del mundo», asegura el juez. Y todo ese control le hacía «prácticamente ‘inviolable’, tanto a él como sus secuaces».
Las declaraciones de personas próximas al acusado, sobre todo de ex altos cargos del Gobierno sirio recogidas en el auto dan idea de su fortuna. Un exvicepresidente del país la calculó en nada más y menos que en 4.000 millones de dólares.
Una vez, según otro testigo, no dudó en trasladarse en helicóptero en cuanto supo que en unos terrenos expropiados se habían realizado obras de acondicionamiento y al retirar una gran piedra se descubrió el acceso a una cueva posiblemente de la época romana.
Allí se encontró un gran tesoro arqueológico con importantes cantidades de oro y efigies, y Rifaat se lo llevó todo en el helicóptero y vehículos militares.
Por Sagrario Ortega y Nieves Albarracín